Que vuelva el Mar, obra de Teatro Los Andes (Bolivia)

LAURA SÁNCHEZ

LA PATRIA | MANIZALES

¿Cómo recordar lo que no se ha tenido? ¿Cómo extrañar lo que nunca se ha tocado? Mar, de Teatro de los Andes se sumerge en el horizonte del mar perdido de Bolivia en 1879.

Se anuncia desde la crítica política narrada a través de los hermanos Juana, Miguel y Segundo que caminan hacia el mar en donde su madre moribunda quiere pasar sus últimos instantes. El viaje empieza con su madre cargada sobre una puerta de su casa.

Juana medita y expresa sus reflexiones: "¿Hueles el mar? Tanto escuchado y nunca visto (..) Es un fantasma nasal (…) La sal del desierto es como la sal del mar, es el mismo viento. Pero no son". La obra es un recorrido por la Guerra del Pacífico en la que Chile invadió el territorio litoral boliviano y parte del peruano, y en esta incursión Bolivia perdió su mar para siempre.

Esta historia se ha contado, pero el sentimiento de pérdida na

ce en cada escena cuando los hermanos tocan la puerta y sale un deseo. En el primero un par de soldados piensan que haber perdido el mar es una "guevonada" y que sin él hay oficios que no existen, animales que no existen, experiencias que no existen.

En otro sueño tres amigos hablan de conocer el mar en su jubilación, luego recuerdan que no existe tal y se "vuelven socialistas por uno o dos minutos en el día", como expresa uno.

La obra es tan ancha y tan profunda como el mar al que los bolivianos entregan un día nacional es su recuerdo. Es un grito a la identidad, al sentido patrio, a la memoria, a la amputación de los territorios que se pierden. Mar cubrió el público con un telón que se ondeó por los asistentes al teatro de la Universidad Nacional sede Manizales, Mar fue azul y fue resistencia.

"Somos un pueblo de mineros que cavamos en nuestra memoria", Juana, en Mar, de Teatro Los Andes.