Conozca la historia de un manizaleño que se hizo en Pereira y un pereirano que se enamoró del teatro en Manizales. Su arte en el Festival Internacional de Teatro. Trayectorias.
John Álex Toro nació en Pereira, pero en Manizales descubrió su vocación por el teatro. César Castaño nació en Manizales y empezó su camino escénico en Pereira. A pesar de las inútiles rivalidades y comparaciones insidiosas entre ambas ciudades, John Álex y César, son prueba del potencial escénico que existe en el Eje Cafetero.
El Festival Internacional de Teatro de Manizales (FIT) ha sido el escenario en el que los dos han coincidido para mostrar su arte sin importar su origen.
El FIT fue el primer festival al que asistió el pereirano como espectador e invitado. "Teníamos un grupo de teatro en Pereira con Álvaro Bayona y vinimos a las ediciones de los años 1987 y 1988. Regresé en 1989 cuando ya estaba radicado en Bogotá", expresa Toro, quien se formó como actor en la Escuela Nacional de Arte Dramático de la Universidad de Antioquia.
En la década del 90 vino consecutivamente cada año a hacer funciones, algunas con su maestro, Pawel Nowicki, mientras que en la primera década del siglo XXI participó como espectador y pedagogo en los eventos académicos del FIT.
"Definitivamente el Festival es una vitrina importante porque nutre el apetito que uno tiene de ver espectáculos. Lo deja a uno con las ganas de hacer teatro. Manizales de hecho para mí que nací en Pereira y estudié allí era más una especie de referente, me gustaba el frío, no es que no me guste el calor, pero una ciudad con esta temperatura me parece más vivible".
Confiesa que gracias a una función de la compañía Raja Tabla, de Venezuela, que se presentó en el Teatro Los Fundadores con una versión de la Celestina, confirmó que debía seguir el camino escénico. Regresó este año para presentarse con Miss Julia, obra en la que es protagonista y productor, rol en que se estrena con Vueltas Bravas Producciones. Las funciones fueron en el Galpón de Bellas Artes, escenario preferido por directores y actores por su magia que no está dada por el edificio mismo, que desvirtúa el concepto de que el teatro es la estructura bonita, amplia, cómoda, sino que es el lugar en el que la gente se reúne para disfrutar de ese ritual.
El manizaleño
En ese mismo escenario hizo su debut en el 2012 César Castaño, manizaleño que a los 11 años se trasladó a vivir de Manizales a Pereira. A los 19 años empezó a hacer música y a los 21 se matriculó en una escuela de teatro de esa ciudad. "Las primeras obras de teatro importantes las vi en Manizales. Empecé a construir mi referente a partir de lo que traía el FIT. Venía, pagaba una residencia muy barata, porque no tenía con qué pagar más, miraba cómo me gorreaba una boleta, compraba de pronto, alguna, y me veía todo el Festival. Así empecé a estudiar".
Participó en un curso de Hora 25 en la que conoció por dentro la dinámica del teatro profesional y obtuvo un cargo como profesor de teatro en un colegio. En el 2001 ganó un intercolegiado de artes escénicas obteniendo los premios a mejor director, mejor actor y mejor obra.
Después de su experiencia como docente pasó a dirigir el grupo de teatro de la Universidad Tecnológica de Pereira con el que formó el grupo Malpaso. Su primer espectáculo lo estrenó en el 2005, fue una versión libre de un texto de Marco Antonio de la Parra que se llama el King Kong Palas. Ahí comenzó su vida como profesional, empezó a vivir del teatro. Con un montaje en versión libre de Antígona participó con la agrupación en 18 festivales.
"El primer contacto que tuve con el FIT fue en el 2008 a través de Wilson Escobar, coordinador de contenidos. Lo invité a ver la obra, le gustó, se sorprendió por el resultado porque éramos muy jóvenes para lo que teníamos. Eso se convirtió en un arma en contra, porque teníamos un espectáculo bello, en los jóvenes suele parecer un chiripazo, una cosa de suerte. Después nos metimos con los títeres, hicimos La Julieta de Don Quijote y luego el grupo entró en crisis y quedé solo", expresa Castaño.
Junto con dos amigos hizo una obra para niños titulada Rafael y la ventana de los cuentos, montaje que le hizo cambiar el nombre de Malpaso a Teatro El Paso. En el 2011 logró la Beca de Creación Teatral con Ricardo III y la Beca Nacional de Dramaturgia, del Ministerio de Cultura.
Hizo su debut en Manizales con esa versión libre de la obra de Shakespeare y logró el apoyo del FIT para estrenar, en el 2013, Cada vez más tarde con la que instauró una dramaturgia propia en el Eje Cafetero. Este año continuó con el apoyo del FIT y estrenó su primer montaje de calle Solietad.
"Este Festival es muy importante por el tema de las relaciones y el talento humano que hay detrás. Nos han dado la oportunidad de reinventarnos. Sentimos el respaldo para seguir volteando la torta completamente".
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