LA PATRIA | MANIZALES
Foto | Freddy Arango | LA PATRIA Manú, durante su regreso, a casa también deja ver la soledad de un uniformado al que se le vuelven paisaje los sonidos de las balas.
El casco y el enorme maletín cargado de elementos fueron las señales para que el público entendiera que iba a compartir 60 minutos de su tiempo con Manú, un soldado cansado de la guerra y con ganas de regresar al lado de su esposa.
En esta historia no hubo diálogos, pero sí expresión corporal apoyada por efectos de sonido, animación, video mapping y coreografías. Estas últimas se ambientaban con melodías bailables que solo se escuchaban cuando Manú movía sus caderas al son de las de su amada, qué aparecía en escena, cada vez que la recordaba.
En la travesía por regresar a casa, Manú hace que el espectador se introduzca en sus sueños y en su realidad. Los movimientos como los gestos eran indispensables para entender, por ejemplo, que al frotar sus manos contra sus brazos, sentía el frío de la noche; o despojarse de sus zapatos y estirar sus pies eran un indicio de las horas de camino y de cansancio.
Al final Manú muere y con él, la sensación de si eran sus últimos instantes o solo un flashback con su pasado.
Casa del Silencio es la primera compañía bogotana, de seis que participan en la edición 40 del Festival Internacional de Teatro de Manizales, en salir a escena con la obra Manú o la ilusión del tiempo. Su presentación fue el pasado sábado en el Auditorio de la Universidad Nacional.
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