La Clase, una lección de vida

LA PATRIA | MANIZALES

Un profesor que se siente cansado y confundido a sus 45 años quiere expresarle a una responsable estudiante de secundaria los misterios que los años le han ayudado a resolver y busca hacerlo en una clase con una sola alumna sin importar donde están sus otros compañeros.

Sin embargo, esta aventura se torna en un claro flujo de ideas precisas, de preguntas existenciales que llevan al espectador de la mano por etapas de su vida, entre días de anarquías, egoísmo, academia y emociones.

El profesor no busca enseñar. Mejor, prefiere que sea aquella estudiante la que le lleve a encontrar una solución a sus problemas pasajeros, pero que dieran la noción de poderle durar por el resto de su vida.

Por momentos, se trataría de un complemento ideal entre un curtido profesor y una joven de 16 años que apenas está formando su criterio desde sus puntos diletantes.

Esta obra uruguaya, interpretada por Rogelio Gracia y Camila Vives, genera la duda sobre si el proyecto de vida de cada quien se debe construir pensando en una profesión y miras laborales, o si se debe, de otro lado, vivir cada año de existencia desde el presente de las emociones.

Por minutos, se derraman en prosa sus dos protagonistas, lo que permite conocer la realidad de sus traumas y cicatrices existenciales, además de dar cátedra y clase de saber escuchar. Para ver Clase hay que saber escuchar.

Con el director

"En Uruguay estamos en un momento crítico con relación a la educación, y al encuentro de los roles en ella, que hay que repensarlos a fondo, con una mirada lúcida, para vercómo volvemos a reencontrarnos", afirmó Coco Rivero director de la obra escrita por Guillermo Calderón, durante el conversatorio que se realizó en el Teatro Los Fundadores.

Rivero dice que "Hay una imposición en el debate de parte de aquellos que creen que tienen algo que el otro no tiene, en vez de jugar al intercambio de saberes, de conocimientos y profundizar en ese territorio". Para él lo que lo enamoró del guion es que permite el encuentro de los seres humanos sin importar las diferencias generacionales, donde cada quien tiene algo que decir, todos pueden ser maestros y alumnos a la vez.

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Foto | Freddy Arango | LA PATRIA