El primer golpeteo de los plásticos y metales recordó a la música espontánea y repentina de Timón y Pumba del Rey León. Uno tras otro, los acordes empezaron a construir una atmósfera marcada por el desenfado y la tranquilidad. Cada instrumento era único, por lo que exponía una ingeniería particular de elementos reciclados.
Sobre el escenario de la Plaza de Bolívar estaban Los Transformadores Acústicos, grupo francés que emplea elementos cotidianos como platos de metal, tarros de basura, botellas y tubos, todos reciclados, para hacer música.
Ellos trajeron a la Plaza piezas con sabor caribeño ejecutadas para el público que transitaba sobre la carrera 22. Las Transformaciones animaron al público con canciones populares como Funky Town de Lipps Inc y algunas melodías típicas francesas. También interpretaron ritmos como la salsa, el calipso y el reggae.
La obra terminó con los aplausos enérgicos del público y una marcha de despedida, que dejó pendido en el aire el reclamo de más música.
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