El gesto triunfador de Román Collado inunda la Plaza de Toros de Manizales. Su alegría al recibir justamente las dos orejas de su primer toro Castellano es la demostración del valor que tiene la recepción de trofeos taurinos en Manizales.

Fotos | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA

El gesto triunfador de Román Collado inunda la Plaza de Toros de Manizales. Su alegría al recibir justamente las dos orejas de su primer toro Castellano es la demostración del valor que tiene la recepción de trofeos taurinos en Manizales.

PREGONERO | MANIZALES

Román y Santa Bárbara renovaron votos y, al menos en aquel segundo de la tarde, recordaron que, como diría Corín Tellado, donde hubo fuego cenizas quedan.

Ahí, en ese intenso pasaje de la corrida, la tarde tocó techo para dar continuidad al ambiente que había quedado tras el toro de apertura y como buen presagio de lo que vendría en el tercero.

Pero, a diferencia de las matemáticas elementales, en la tauromaquia el orden de los factores sí altera el producto. Entonces, de la ilusionante primera mitad rodamos a la más bien decepcionante segunda parte. Que si hubiese sido al contrario otra sería la imagen final. Pero así fue como fue.

Claro está, antes de entrar en detalle en los turnos, hay que detenerse en la intachable presentación del encierro de Santa Bárbara. Corrida seria de esas que dan ganas de romperse las manos de la dicha, no más saltan lo toros a la arena.

Luego, lo que pasó. Empecemos por ese segundo en el que Román enseñó al toro a estar donde mejor se iba a ver y nos ilustró a quienes seguíamos su labor, sin pestañear, que si bien la ciencia hace milagros, la técnica no menos.

De un lado, el valenciano le cerró cualquier puerta que lo tentara a irse de sus pagos. Y del otro, lo hizo crecer para bien de la asistencia y del propio hierro.

Dos orejas, ejemplo, además, de que la afición va más allá de los contratos. Y él lo sabe bien: eso, la afición, se cuece en cada suerte y en cada toro.

Y a veces, esa misma afición tampoco alcanza, porque en el otro suyo, quinto, no solo no había por dónde ni cómo.

Peor aún cuando al toro le pasaron una o dos malas ideas por su cabezota.

Juan Sebastián Hernández cosechó la oreja que le permitió el muy claro tercero, al que resulta difícil encontrarle algún defecto notable. Fue pronto y anduvo franco. Por supuesto, había que hacerle las cosas bien y Juan Sebastián ejerció derecho para sacar lo mejor de esos viajes sin sobresaltos del hijo de los Barbero.

El sexto fue otra cosa y por eso mismo la faena supo a poco, a excepción de algunos muletazos con la mano izquierda en que existió simpatía entre las partes.

Ricardo Rivera mereció otros finales. El primero de la tarde tuvo cosas buenas, como esa de traer consigo la emoción que despertaba su imponencia. A la vez, planteaba interrogantes con esos giros en contrario y algunas arrancadas intempestivas. Y, en buena parte, Ricardo resolvió ese examen. Lástima, la espada no firmó todo aquello.

En su segundo pudo ser. Y, de hecho, prometía ser en esas series iniciales templadas y hechas de son. Pero vino la cogida aquella, sin consecuencias, y el toro pasó a ser otro, amigo de las tablas y las reservas. A mala hora, el barco encalló.

Ficha de la corrida

Toros de Santa Bárbara, de excelente presentación. Premiado el tercero con la vuelta al ruedo. Palmas a primero y segundo. Los demás, silenciados.

Ricardo Rivera: saludo tras dos avisos y palmas.

Román: dos orejas y silencio.

Sebastián Hernández: una oreja y silencio tras aviso.

Detalles: casi tres cuartos de entrada. Tarde fresca, sin viento. Saludaron Carlos Rodríguez, Emerson Pineda y Ricardo Santana, por parear de manera brillante.

El joven matador de toros Juan Sebastián Hernández enseña a los aficionados la oreja de Dicharachero solicitada con entusiasmo por el público y la recibe con los merecimientos de su actuación ayer en Manizales.

El joven matador de toros Juan Sebastián Hernández enseña a los aficionados la oreja de Dicharachero solicitada con entusiasmo por el público y la recibe con los merecimientos de su actuación ayer en Manizales.