Hay entretenimientos para personas de todas las edades.

Foto | Juan José Duque | LA PATRIA

Hay entretenimientos para personas de todas las edades.

PREGONERO | LA PATRIA | MANIZALES

Desde el monumento a los Colonizadores hasta la Facultad de Artes de la Universidad de Caldas, sobre la Avenida 12 de Octubre, se extiende de manera no sincronizada un "a la orden". Son las voces de cientos de vendedores informales que llegaron durante esta temporada de Feria al mirador de Chipre a ofrecer sus productos y servicios.

Exposiciones artísticas de canto, dibujo, música o baile vigorizan la exposición comercial. También se hallan los del rebusque, quienes de 1:00 p.m. a 12:00 p.m. convierten la cajuela de sus carros y camionetas en un estanquillo portátil. Otros simplemente se echan al hombro una nevera de poliestireno expandido y como hormigas arrieras van de arriba hacia abajo vendiendo latones de cerveza.

El mirador de Chipre además de ser un lugar turístico, por su inolvidable vista y reconocidos atardeceres, se ha convertido en un sitio para disfrutar en familia. Inflables, caballos mecánicos y ruedas de la fortuna van intercalando los puestos de comida rápida y obleas. Para adolescentes y adultos se ingeniaron juegos de tiro al blanco, al arco y a la media de aguardiente.

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Accesorios para mascotas, artesanías, ropa y cobijas pasaron de rematarse en el centro de la ciudad al sector de Chipre. Llegaron desde Ibagué, Pereira, Bogotá y Chile. Por ejemplo, Andrés Camilo Carvajal viajó desde Ibagué con su carro cargado de línea oversize. "Manejamos camiseta ancha y gorras Goorin Bros. Venimos a brindarle ropa de calidad a los manizaleños", comenta el comerciante.

Confiesa, además, que tuvo varias opciones para arribar con su mercancía, pero "la carrera 23 estaba muy llena y Chipre es la referencia número uno en Manizales". Carvajal agrega: "Donde llega el turista que no conoce Manizales la recomendación es venir a Chipre a comer oblea o helado".

Por otro lado, resalta el civismo y la amabilidad en la capital caldense. "Estamos sorprendidos con la cortesía. Acá los carros no se escuchan, y allá los pitos no paran de sonar".

Sin embargo, José Orozco, uno de los dueños de los puestos de helados ubicados al frente del CAI de Policía, rechaza el ruido generado por algunos camiones publicitarios, como el del Teatro Fundadores o el Templo de la Moda.

"Todo ha estado muy bueno, pero estos carros no nos han dejado vender porque los colocan a todo volumen y eso nos está dañando el negocio. El volumen es insoportable. Eso es contaminación auditiva y nos espanta a los clientes", relata el heladero afectado.

Pese a los malestares, el hombre asegura que esta es la mejor feria de los últimos 4 años. Y Chipre, con sus apuestas turística, cultural y comercial, continúa desbordándose en entretenimiento para satisfacer a propios y visitantes.

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