Samanta, Maritza, Tania, Pati, Manchita y Orejas hacen parte de las 30 cabras del Aprisco El Manantial, ubicado en la vereda Alto del Naranjo de Manizales. Andrés Carvajal, su propietario, inició con este emprendimiento para mejorar la salud de su hija. En la imagen, Santiago Loaiza, encargado del ordeño.

Fotos | Freddy Arango | LA PATRIA

Samanta, Maritza, Tania, Pati, Manchita y Orejas hacen parte de las 30 cabras del Aprisco El Manantial, ubicado en la vereda Alto del Naranjo de Manizales. Andrés Carvajal, su propietario, inició con este emprendimiento para mejorar la salud de su hija. En la imagen, Santiago Loaiza, encargado del ordeño.

LA PATRIA | MANIZALES

“Esta leche hizo que las defensas de mi niña subieran y gracias a eso dejamos de darle medicamentos que eran prácticamente de por vida". Lo cuenta Andrés Carvajal, quien se dedicó a leer e investigar acerca de las propiedades y los beneficios que tiene la leche de cabra.

Son dos ordeños al día: a las 6:00 a.m. y las 4:00 p.m. Cada animal produce un promedio de dos litros y medio de leche. La vende directamente en la granja Aprisco El Manantial. Con ese nombre aparecen en Facebook.

Inició comprando dos cabras y vio el potencial en las personas que buscaban este producto lácteo para mejorar su salud. “Empezaron a pedirla por sus vitaminas y propiedades para curar alergias. Pacientes oncológicos la buscaban para subir defensas y la energía, para tener mejores procesos de sanación. Esto nos llevó a emprender este negocio”, añade Andrés.

Lo primero que aprendieron a preparar fue el queso campesino. Luego, el ricotta, un queso de untar. Tienen un maestro quesero con estudios en España y Argentina que los apoya con talleres para sus clientes.

Ahora tienen 30 cabras y 10 son de ordeño. Andrés se derrama en elogios con sus animales. "Es un arte bonito con el cual uno se conecta de forma bella, son tranquilas y amorosas, siempre están buscando atención. La gran mayoría tienen nombre porque son animales con personalidades únicas, conectadas con el ser humano. Tenemos a Samanta, Maritza, Tania, Pati, Manchita, Orejas, y Alfredo, de raza Toggenburger".

Santiago Loaiza es el encargado del ordeño y del cuidado. Comenta: “Lo más importante es tenerles a tiempo comida, agua y alojamiento limpio. Las jóvenes son las más esquivas”. Por cada cabra se demora tres minutos en el ordeño. Manejan dos razas: Toggenburger (Suiza) y Alpina latinoamericana pura.

La proyección que tiene es llegar a los mercados del Eje Cafetero y grandes superficies.

Se alimentan con diferentes pastos. En la mañana se les da una ensalada; al mediodía, un almuerzo (con otro tipo de pasto), y en la tarde, otra mezcla. También consumen heno y concentrado.

En el aprisco regresan a dormir en la noche después de estar en el día al aire libre.