Reseña
Ángel María Ocampo
LA PATRIA | MANIZALES
El escritor Jorge Eliécer Zapata Bonilla, expresidente de la Academia Caldense de Historia, sigue siendo inagotable en su labor de auscultación del pasado de la región caldense. Después de consagrarse como poeta, ensayista y relator de cuentos infantiles, nos sigue sorprendiendo con su vena historiográfica. Ahora publicó la Historia eclesiástica de Supía: Parroquia de San Lorenzo, 332 años de evangelización, 1685-2017, con el que llena un vacío en el campo de la historia eclesiástica de la región caldense, en particular de su tierra nativa, Supía, pueblo de leyendas, música y miel.
La Historia eclesiástica de Supía representa para los estudiosos de la historia regional de Caldas un logro de vital importancia, toda vez que 332 años de labor eclesiástica en una población de Caldas no es cosa de poca monta. Supía es, junto con Anserma en el occidente y Arma en el norte, una de las poblaciones más antiguas de Caldas. Ese rancio abolengo le permite dar testimonio de épocas tan antiguas como la conquista y la colonización española en nuestra región. De hecho, después del libro Apuntes para la historia del clero de Caldas, del historiador salamineño, presbítero Guillermo Duque Botero, han estado faltando en los anaqueles de la historiografía de esta región, obras que complementen, amplíen y profundicen la prodigiosa labor desarrollada por el intelectual salamineño. Y esta nueva publicación de Jorge Eliécer Zapata Bonilla, cumple muy bien este papel. Porque una característica fundamental de esta historia eclesiástica de Supía, es que incluye los orígenes del quehacer de la Iglesia Católica, con raíces en Popayán, de la cual dependían los territorios occidentales, y el Quindío, hasta el río Chinchiná. Abarca entonces dentro de su contenido, los ancestros clericales de todo el suroccidente colombiano, incluyendo a Antioquia, Tolima y toda la actual región del Eje Cafetero. Además, la parroquia de San Lorenzo de Supía está enclavada en un territorio donde la pugna religiosa entre radicales conservadores y radicales liberales, que se dio en la segunda mitad del siglo XIX, sumada a la riqueza en minas de oro y la consecuente llegada de migraciones europeas en pos de la explotación del preciado mineral, configuran una zona de altísimo interés histórico.
Aquí el lector habla de la primera misa en Caldas, de las primeras diócesis, de los rasgos biográficos de los primeros obispos, entre los que se destaca Juan del Valle y de los sacerdotes que ejercieron en Supía entre 1685 y 1900. Y agrega otros temas de mucha sensibilidad como la vida eclesiástica de Supía a partir de la creación de la diócesis de Manizales, de los obispos de las diócesis de Pereira y Armenia, que tuvieron mucho que ver con la vida religiosa de las poblaciones del occidente de Caldas, y de los sacerdotes que han ejercido en Supía, desde 1901 hasta 1952.
Recomiendo sinceramente este libro. El lector no se defraudará al leer este texto de invaluable significación en el panorama de la historia de la región caldense.
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