Julieth Zapata
COLPRENSA | LA PATRIA | Bogotá
El proceso judicial en contra de Valerie Domínguez, por el escándalo del manejo al programa Agro Ingreso Seguro (AIS), está dándola al país cada semana un nuevo episodio. A diferencia de los demás juicios por la misma investigación, en este no importan tanto el dinero o la oportunidad de los subsidios agrarios, sino que cada detalle se vuelve de telenovela, porque la mayoría de ellos toca la intimidad de una exreina y figura consentida de la farándula.
Valerie y Juan Manuel Dávila se conocieron a mediados de 2007, durante las celebraciones de la Fiesta del Mar en Santa Marta, de donde él es oriundo, nacido en una de las familias más prestantes del Magdalena. Entre las incontables propiedades de los Dávila en la región, la que terminó generando el proceso es la vastísima hacienda ‘Campo Grande’, de la cual se desprende un terreno de 110 hectáreas de nombre ‘La Faena’.
Un mes después de conocerlo, la actriz se fue a vivir con Juan Manuel en un apartamento en Bogotá. Como las familias de ambos viven en la Costa Caribe, viajaban cada fin de semana para compartir con ellos, casi siempre a Santa Marta, lugar donde residen los padres de Juan Manuel; algunas veces los Domínguez Tarud, quienes son dueños de una joyería en Barraquilla, los acompañaban.
Los lunes la exreina regresaba a cumplir sus compromisos artísticos y comerciales en la capital del país, pero su novio tardaba más en volver, pues antes viajaba hasta ‘La Faena’, para ver cómo iban los cultivos de palma.
Todo parecía perfecto entre la pareja, al punto que Valerie se hizo comadre de Ana María, la hermana de Juan Manuel, siendo madrina de una niña. Por supuesto, los novios tenían firmes planes de matrimonio. Pero la historia de hadas se trocó en tragedia el 7 de octubre de 2009, cuando la revista Cambio destapó el escándalo del programa agrario, con el que se había entregado millonarios subsidios a familias adineradas en distintos departamentos del país.
Entre ellos el Magdalena, de donde se citaban a los Vives Lacouture, los Lacouture Dangond, los Lacouture Pinedo, y los Dávila, clan en el que entraban la exseñorita Colombia Valerie Domínguez, su novio, su cuñada y sus suegros.
Desde el primer momento, la reacción de la reina fue decir que había sido engañada por su novio, quien le habría hecho creer que estaban solicitando un crédito y no un subsidio destinado a campesinos. Pese a que la relación continuó unas semanas, el llamado inminente ante la justicia acabó con los dos años y medio de noviazgo de una de las parejas más asediadas de la farándula criolla.
Durante el juicio de la actriz, que arrancó esta semana, fueron citados como testigos su exsuegra María Clara Fernández de Soto, su excuñada Ana María Dávila y su exnovio Juan Manuel Dávila, los tres también son investigados por recibir subsidios de AIS. Las dos mujeres hablaron de la relación de la actriz con Juan Manuel y no dudaron en decir que Domínguez conocía plenamente de los subsidios agrarios.
Fernández de Soto manifestó que la exreina y su hijo era muy cercanos, también habló de La Faena, predio para el que se solicitó un subsidio por 360 millones de pesos: “Ella conocía qué se iba a hacer con el subsidio. Él le pidió el favor y ella accedió a ser la titular de ese proyecto. Ella sabía para qué era el subsidio: para cultivar la palma africana", dijo durante la diligencia y lo ratificó luego ante periodistas.
Ana María hizo un relato más melodramático aún: “ella tuvo una relación muy cercana con la familia, por eso el día que salió a declarar en radio que mi hermano la maltrataba y la había engañado, decidí borrar su número de teléfono para no tener que llamarla a hacer reclamos”.
“Juan Manuel le dijo a Valerie que pidiera el subsidio. Ella conocía qué era lo que se estaba haciendo, al punto que un día la llamé para invitarla a mi casa, pero me dijo que no podía porque irían a bailar con mi hermano, pues estaban felices de que les hubieran otorgado el subsidio”, agregó la excuñada de Domínguez.
Juan Manuel, el novio, a quien todos quieren escuchar, no alcanzó a declarar en esta parte del juicio, pero ya dejó una clara muestra de hacía dónde van ahora sus afectos. De hecho, tomó una acción tan radical que fue catalogada de “mala fe” por el juez 11 de conocimiento de Bogotá.
El exnovio envió, a través del fiscal Martín Moreno, quien acusa a la exseñorita Colombia de los delitos de tentativa de peculado y tentativa de falsedad en documento privado, un contrato de arrendamiento de La Faena autenticado por el notario 42 de Bogotá, con el que se certifica, según la interpretación del ente acusador –y, se supone, que la del exnovio— que Valerie nunca fue engañada.
“Esto demuestra que ella no firmó sin conocer el contenido de los documentos, ni que lo hizo de afán, como lo ha manifestado”, señaló el fiscal.
Con tantas voces en contra, la suerte no parece estar del lado de la protagonista de ‘Los caballeros las prefieren brutas’, la única que habló a su favor fue Gloria de la Pava, su manager y quien la llevó a la televisión. “Valerie dejó de ser una mujer feliz desde que conoció a Juan Manuel”, sentenció.
“Yo nunca le escuché hablar nada de Agro Ingreso Seguro. Lo que sí sé es que Valerie dejó de ser la niña feliz que yo había conocido, por su relación con Juan Manuel, la personalidad de él es la de un celópata maltratador”.
La contundencia de las frases fue bien recibida por el grupo de actores de televisión que acompañan a Valerie a todas sus audiencias.
El proceso está ya en la instancia definitiva, la del juicio. Pero no parece que tendrá una resolución rápida, pues al final de la semana se vio sorpresivamente truncado ante la negativa del juez de aceptar el contrato presentado por Dávila como evidencia, la de la citada mala fe. Por eso, la decisión de si el documento ingresa o no al proceso como prueba quedó en el Tribunal Superior de Bogotá.
Una vez esa instancia tome la determinación, lo que tardaría al menos un mes, el juicio se reanudará. Será entonces cuando se pueda escuchar el esperado testimonio de Juan Manuel Dávila. Luego vendrán los testigos de la defensa.
Tanta presión lo único que no ha logrado es sacar de su lugar a la actriz, quien durante cada una de las diligencias mantiene la elegancia y el glamour que la han hecho querida por tantos colombianos. “La verdad me encuentro muy tranquila y confío plenamente en la justicia. Muchísimas gracias por estar pendientes, pero todavía no voy a decir nada”, dijo la exreina esta semana.
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