LAURA NOREÑA
LA PATRIA | MANIZALES
En algunas zonas rurales de Manizales están afectados por la falta de un centro de salud en sus veredas. En su defecto varios funcionan, pero no prestan el servicio que la comunidad requiere. Las urgencias son atendidas en la ciudad, lo que los obliga a desplazarse hasta las clínicas y hospitales para suplir su necesidad. La noche en ocasiones se convierte en su peor tormento, ya que muy pocos vehículos los trasladan, o si lo hacen, cobran dinero que no en todas las ocasiones tienen.
Qué dice la Alcaldía
El secretario de Salud de Manizales, Carlos Humberto Orozco, explica que en la zona rural hay 15 puestos de salud. "En los lugares donde no hay centros de atención se debe a la poca cantidad de habitantes que tienen las veredas. Pero contamos con una unidad móvil, la cual está acondicionada para tratar pequeñas urgencias", explica el jefe de ese despacho.
Esta unidad recorre las veredas de acuerdo con la necesidad y el volumen de habitantes que ahí residan.
Según Orozco, el problema más grande que tiene la salud en Manizales se debe a que cerca de 85 mil personas hacen parte del régimen subsidiado, y es por esto que no las atienden en los centros. Esto obliga a tengan que desplazarse hacia la ciudad para suplir una urgencia.
"Muchos de los centros de salud en la zona rural han sido cerrados en alcaldías anteriores, por lo que el actual alcalde se comprometió a realizar programas de mejora en la zona rural, el cual volvería a implementar el programa médico 7 por 24, el cual trabaja todos los días por tiempo completo", aseguró el Orozco.
Datos de la Alcaldía
* Aproximadamente 27.300 personas viven en zona rural
* 21.907 campesinos están afiliados a Assbasalud. Los del régimen contributivo acuden a las IPS en la zona rural.
* En las zonas rurales hay un puesto de salud por cada 1461 habitantes.
*Hay puestos de salud que cubren solo a 36 personas, hay otros que benefician a 3915.
*Los puestos de salud en la zona rural no están programados para atender urgencias, solo están habilitados para ofrecer servicios ambulatorios de baja complejidad.
*En la zona rural se programan servicios de consulta médica, de enfermería y odontológica, y despacho de medicamentos
El salvador en el Alto del Guamo
José Alexánder Valencia se ha convertido en el enfermero de la vereda Alto del Guamo, el que saca de apuros a muchos y el que ha salvado la vida de otros. Desde pequeño se ha preocupado por la salud de quienes lo rodean, incluso de los animales, por lo que aprendió a aplicar inyecciones para evitarles la ida a sus vecinos a un centro médico en la ciudad. Con su labor también se benefician personas de Espartillal y la finca Candilejas.
"Al principio me daba miedo coger una jeringa, pero fui cogiendo experiencia con los animales. Mi patrón era odontólogo, por lo que en la finca tenemos camilla y botiquín con los elementos necesarios", explica que al no contar con un centro de salud las personas han llegado a él para evitar el viaje de 15 minutos hasta Assbasalud o a la Clínica San Marcel en Manizales.
Para Valencia la falta de un puesto de salud ha perjudicado a los demás habitantes de la vereda Espartillal, quienes por dificultades económicas no pueden pagar el pasaje en el yip o por problemas de salud no se pueden trasladar hasta la ciudad.
"La solidaridad de quienes vivimos aquí ha prevenido algunas muertes. Las personas pueden llamar a los que tienen carro para alguna emergencia y ellos al momento llegan", asegura.
En la Bella Aurora
Dora Patricia Posada vive en la finca Bella Aurora, a una cuadra de José Alexánder. Durante los cuatro años que lleva con su familia en la vereda no ha visto las puertas del centro de salud abiertas. "Cuando funcionaba los médicos sólo venían dos veces a la semana, pero el servicio era tan malo que ni volvimos", argumenta.
Recuerda que hace dos años un joven perdió la vida a causa de un accidente de tránsito en la vereda. En la madrugada fue fácil conseguir un conductor que lo llevara hasta el hospital, pero la gravedad de las heridas no le permitió llegar.
"Aunque el yip se ha convertido en una gran ayuda para nosotros, este solo pasa dos veces en el día, lo que hace más complicada la situación", afirma que a pesar de las falencias que tienen en salud, cuentan con un médico sin título ni profesión.
Les ayuda la cercanía
Para Jorge Patiño, quien vive en la finca La Aurora en Río Blanco, trasladarse hasta un centro de salud no es complicado por lo que vive a 10 minutos del barrio Minitas. Los carros llegan fácilmente a la vereda y las personas pueden caminar hasta los hospitales o pedir una ambulancia en caso de requerirla.
"No contamos con un centro médico porque somos muy pocos, además la mayoría tenemos moto y nos es fácil transportarnos", afirma además que las ambulancias llegan rápido por la cercanía con la ciudad.
Según Patiño, en Río Blanco no ocurren muchas urgencias, por lo que asegura que no hace falta un centro de salud.
A kilómetros de la salud
"Hace más de 20 años que el centro de salud de acá es pésimo, si uno no pertenece a Assbasalud no lo atienden, y si no tiene plata para que lo atiendan entonces le toca morirse", estas son las palabras de María Rubiria Betancur, quien debe caminar media hora desde la vereda San José hasta el centro de salud del Kilómetro 41 para ser atendida. Por su casa no pasa transporte y no tiene vecinos que la puedan llevar para el "moridero" como ella lo llama, para que le autoricen unos exámenes para la diabetes.
"Mi esposo ha llorado al verme tan enferma, porque no tenemos el dinero para ir hasta Manizales para ver un médico de verdad", según Betancur, las enfermeras trabajan en horario de oficina y los médicos van dos veces a la semana, por lo que la mayoría de los habitantes deben pedir las citas con anticipación para ser atendidos.
Algunos residentes manejan yip, por lo que han servido como ambulancia para transportar los heridos en la noche y madrugada. En el día los conductores cobran $80 mil, pero a partir de la medianoche el valor sube a $100 mil.
María comenta que varias personas fían el pasaje o los transportadores rebajan el precio.
Invasión
Aidé Betancur ha padecido el mismo dolor de su hermana María, quien afirma que las entidades de salud no se han preocupado por mejorar su calidad. "Uno acá se puede morir y ni la Secretaría de Salud se da cuenta, por eso a uno siempre le toca ir hasta Manizales para poder recibir atención", asegura.
Hace 20 días un animal la picó en el rostro ocasionándole parálisis en su lado izquierdo. "Mi hijo Betzaír fue al puesto de salud para pedir la cita, pero se la negaron porque según ellos la lista estaba llena. La fiebre fue aumentando y mi cara también, por lo que tuve que ir a insistir para que me dieran la cita, pero me remitieron para Manizales". Aidé cuenta que por no ser de Assbasalud no fue trasladada en ambulancia, tuvo que pagar la carrera en campero.
La estadía duró ocho días, todo por cuenta de sus hijos.
"La salud ha sido tan mala que hace 23 años una pequeña murió en su casa a causa de una asfixia, era de noche y no había a dónde llevarla", asegura Aidé.
Foto | Martha Monroy | LA PATRIA
José Alexánder Valencia es conocido como el enfermero de la vereda Alto del Guamo. En su finca cuenta con un botiquín para brindar los primeros auxilios a las personas que lo necesitan.
María Rubiria Betancur siempre debe caminar media hora desde su casa en la vereda San José hasta el centro médico. En esta ocasión fue para que le autorizaran unos exámenes para su diabetes.
Los hijos de Aidé Betancur pagaron el transporte y la estadía de su madre en Manizales, ya que en el centro médico no la remitieron en ambulancia por no pertenecer a Assbasalud.
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