MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Silvia Ochoa, orientadora familiar, especialista en educación y asesoría familiar, y filósofa habla de cinco causas de mayor consulta entre las madres, relacionadas con su rol.
* Dificultades para la obediencia
Es muy frecuente, debido a que no se sabe mandar, sostiene esta experta. Se da una igualdad entre padres e hijos, han entregado el timón del hogar a los hijos. "Tanto así que hoy tenemos adolescentes de 8 años. Padres y madres se han dedicado a saber qué quiere el hijo, cómo lo quiere, si le gusta, y respondiendo a sus apetencias están educando", asegura Ochoa. Según ella, por esto es importante no vencerse fácilmente ante ruegos y súplicas de los niños o a gritos, y amenazas, a las que por temor a la reacción se les da gusto.
* Permisividad de los papás
Ochoa asegura que se les debe pedir a los padres que no olviden su rol masculino, porque muchos se han vuelto papás-mamás, lo que es bueno en cuestiones de crianza, pero en la educación no están comprometidos. "Su nivel de exigencia y de autoridad se la entregaron a la mamá. Hay una permisividad de los papás que les permite a los niños anidarse a su complacencia e irrespetar a la mamá, porque es ella la que está poniendo las normas". Lo que sugiere es organizar primero el ambiente familiar, que está desestabilizado. Poner normas claras con consecuencias igual de precisas ante el incumplimiento. "Y cada norma debe estar jalonada por un valor. Por ejemplo, decirles a los hijos pequeños que hay que guardar los juguetes antes de acostarse. 'Si esto no pasa mañana, no tendrás derecho a los juguetes'. Si al otro día los quieren coger, recordarles que no lo pueden hacer porque no se cumplió con el orden".
* Dificultades con los adolescentes
Cuando se gana al adolescente, a través del corazón, "lo puede poner a pensar", señala Ochoa, puesto que la adolescencia es puro afecto y emociones. Dice que parecen una montaña rusa, y ante esto las madres deben estar tranquilas, saberse acercar a ellos desde el afecto, influir en sus sentimientos, establecer una comunicación afectiva (¿quieres que te ayude?), saberse aproximar. No decirle ¿qué te pasa, por qué estas notas tan horribles? Ochoa recomienda ponerlos a pensar en base a preguntas y cambiar la norma de acuerdo a las edades en lo que tiene que ver con horarios de salidas, estudio y comidas. "El adolescente quiere vivir en el desorden y eso es lo que no se debe permitir".
* Intimidación de los hijos
"La confianza no consiste en darles los medios para que los hijos fracasen", asegura esta orientadora familiar. Expresa que los hijos, en especial los adolescentes, intimidan a las mamás cuando se les niega un permiso, y les dicen: "es que tú no confías en mí". Lo que aconseja Ochoa es que se les debe llamar la atención con un lenguaje amoroso, pero con firmeza. "Me duele mucho mi amor no dejarte ir a ese paseo, pero como mamá sé que no te conviene ir".
* Enfrente la ansiedad
La experta asegura que las mamás ansiosas son las que están inseguras de lo que hacen; tanto, que no les dan espacio a los hijos para que hagan cosas solos y los están recriminando. "Una vez organizado el ambiente familiar la madre debe pasar a actuar; por ejemplo, las tareas son para los hijos, las madres hacen es un acompañamiento y con esto se desarrolla autonomía e independencia".
La psicóloga Natalia Ángel y la profesional en Desarrollo Familiar Diana María Cruz, vinculadas a Mente Sana, se refieren a tres aspectos sobre los que las madres consultan de forma recurrente.
* Consumo de sustancias
Las madres deben estar muy atentas a los cambios de comportamiento emocionales y motivacionales de los muchachos, puesto que cuando ellas están muy ocupadas y no tienen mucho tiempo de llegar a la casa y compartir con los hijos, pueden pasar desapercibidos algunos detalles. "Así se esté cansado, hacer lo posible por compartir tiempo y estar atentas a las necesidades afectivas que los jóvenes tienen", expresa Ángel.
Son signos del consumo de sustancias psicoactivas, la desmotivación, poco o mucho apetito, mucha sed, lentitud al actuar; pero también pueden presentarse por otras causas. "Deben estar alerta y atentas porque hay formas y sustancias que no generan ojos rojos ni olores a drogas", agrega la psicóloga.
Si se confirma que se trata de consumo de psicoactivos, hay que buscar apoyo terapéutico. "Muchas madres dicen que van a la iglesia o que solo es hablar con los hijos, pero cuando hay un estado de consumo avanzado es necesaria la ayuda profesional", recalca Cruz.
* Pautas de crianza y manejo de los hijos
Es necesario que las madres establezcan un equilibrio entre normas, reglas y límites que se ponen en casa, y saber la diferencia entre el autoritarismo y la permisividad. "El autoritarismo es cuando en la casa no se puede negociar nada, cuando el muchacho pregunta ¿y por qué esto?, y la respuesta es 'porque soy la que mando y pongo las reglas de la casa'. No hay oportunidad de negociar ni de explicar por qué una norma", indica la psicóloga.
La permisividad es lo opuesto, no hay reglas, cada persona hace lo que quiere, no hay límites establecidos y no hay comunicación efectiva en el hogar. El justo medio, sostiene Ángel, se logra con una disciplina con amor, saber por qué y para qué de las normas.
La profesional en Desarrollo Familiar expresa que muchas madres consultan porque quieren dedicarles tiempo a los hijos, pero que ellos no se los permiten por estar pendientes de las redes sociales y de las nuevas tecnologías. Recomienda estar pendiente de los hijos, tener un control de qué páginas están consultando y establecer horarios para el uso de Internet, además saber cuáles son sus amigos "porque son amigos incógnitos, no se sabe quiénes son".
* Control de las emociones
La psicóloga sostiene que los hijos muchas veces se le salen del control de sus madres, se vuelven hostiles con ellas, tiran las puertas, tiran los zapatos, y de la hostilidad se pasa fácilmente a la agresividad. Lo principal es entender que los padres son el modelo y el ejemplo de los hijos, y muchas veces son ellos los primeros que se alteran y se irritan y no son consecuentes con las normas. "Recomiendo controlar las emociones como madre, para poderle decir al hijo que las maneje cuando se presentan".
Otra sugerencia es "no entrar en piloto automático, que es cuando una madre se desespera, tiene muchas cosas en la cabeza y no sabe cómo ordenarlas. No hay que desesperarse, si se tienen muchas cosas en la cabeza definir cómo resolver cada una y así volverse más asertivo en la toma de decisiones".
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