DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA | MANIZALES
El pasado domingo, en el sitio conocido como Lavadero las Llagas, del barrio Solferino, vecinos indicaron que seis policías que se movilizaban en motos lanzaron un tarro de gas lacrimógeno en la cuadra luego de un altercado con unos menores de edad. A mediados del año pasado, lectores de LA PATRIA se quejaron porque algunos taxistas, en la Estación Uribe, cogieron un sitio como baño público. Durante la crisis del agua en Manizales, varios ciudadanos se lamentaron porque algunas personas lavaban su vehículo en la vía pública.
Estos tres comportamientos: agresión de y a la autoridad, hacer necesidades en la vía pública y lavar el vehículo en la calle son prohibidos por el Reglamento de Policía y Convivencia Ciudadana para Caldas, llamado hasta 2007 Reglamento de Convivencia Ciudadana y que este año cumple una década de establecido mediante Ordenanza 468 de 2002.
En el caso de Manizales, un sondeo de este diario entre 100 personas arrojó que 56 de ellas lo conocen y que 82 estarían dispuestas a pagar multa o sanción en caso de violar alguna de esas normas. Además, 51 ciudadanos han recibido llamado de atención o conocen de alguien que ha sido recriminado por lavar el carro en la calle, orinar en vía pública, escuchar música a alto volumen y pelear con los vecinos (ver infográfico).
Pese a eso, consideran que falta más socialización, pues hay otros puntos que no se conocen muy bien; además, que aún hay personas en las calles que tiran basuras, lavan los carros, orinan, entre otros. ¿A quién se le puede ocurrir que perturbar una fila, no pagar la cuenta en un establecimiento o no auxiliar a alguien herido genere multa?
Incluso, en algunas páginas web de municipios del departamento aún se encuentran convocatorias del año pasado para socializar este Reglamento, como ocurrió por ejemplo el 23 de septiembre del año pasado en La Dorada o el 16 de julio de 2011 en Aguadas.
A eso hay que agregarle que a esa norma se le han hecho cambios en los últimos ocho años, pues algunos artículos chocaban con la Constitución Política, lo que podría determinar que no se hizo un estudio juicioso de la iniciativa.
Por ejemplo, mediante la Ordenanza 493 de julio 27 de 2004, se derogaron los artículos 326 y 327. El primero decía: "para ejercer la prostitución se requiere acreditar el carné de sanidad, en el cual conste que no padece enfermedad infectocontagiosa o de transmisión sexual".
Y el segundo exigía a "los propietarios o administradores de casas de lenocinio exigir el carné de sanidad y no permitir el ejercicio de la prostitución a quienes no lo posean, o no lo hayan renovado, so pena de ser sancionado con multa hasta de 10 salarios mínimos mensuales legales vigentes y suspensión
de actividades hasta por siete días tratándose de la primera vez. En caso de reincidencia, cierre hasta por 30 días".
Esto iba en contra del artículo 15 de la Constitución, que expresa que todas las personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar, y a su
buen nombre.
Luego, la Ordenanza 584 de diciembre de 2007 lo modificó npra adaptarla a nuevas disposiciones legales. Por tal motivo, se derogaron los artículos 39 a 44, sobre la protección de los menores, por la entrada en vigencia del nuevo Código de Infancia y la Adolescencia.
También se modificó el artículo 124, sobre el uso de las aguas. Además, el artículo 136 del capítulo II, relacionado con el transporte de ganado, permitiendo el embarque de porcinos y su movilización en cualquier horario, previo el lleno de todos los requisitos, para lo cual los propietarios tramitarían el permiso respectivo.
Se derogaron los artículos 174 al 184, sobre espectáculos taurinos, por la Ley 916 que expidió el reglamento nacional taurino.
Fuera de eso, se incluyó un nuevo artículo, el 242-A, que se refiere a la regulación de los vendedores ambulantes en los municipios y se deja claro que cuando existan discrepancias entre el Reglamento y la normatividad municipal, prevalecerá esta última.
Así mismo, se dejó de llamar Reglamento de Convivencia Ciudadana para Caldas y pasó a denominarse Reglamento de Policía y Convivencia Ciudadana para Caldas.
Rodrigo Santofimio Ortiz, docente de la Universidad de Caldas, manifestó que aunque desconoce el Código, piensa que la sociedad colombiana arrastra un déficit de acatamiento a las normas. "Frente a este solemos inventarnos excusas como que no lo conocía, se me olvidó, no pensaba que era incorrecto o que como vi que Pedro no lo hace, pensé que yo no debía hacerlo", explica.
Felipe Cárdenas Támara, director del grupo de sociopolítica, ambiente y análisis cultural de la Universidad de La Sabana, explicó que la indiferencia por ese reglamento se debe a la falta de civismo, más educación humanista y trabajo sobre el complejo tema de las identidades culturales.
"Si tengo sentido de pertenencia, como ciudadano entenderé que orinarse en las calles, botar basura y comportarme de manera grosera no es la vía correcta. Por lo tanto, las leyes y normas pueden existir, pero es imposible tener un policía detrás de cada ciudadano. Las personas tienen que apropiarse de esa condición mediante un proceso formativo que debe empezar en la familia, la escuela, el vecindario y la iglesia. Estas instituciones de acogida deberán proyectar códigos, lenguajes y valores que le permitan a toda persona asumir una postura ético-estética del obrar en el mundo".
Añadió que la falta de cultura ciudadana apunta al grave problema referido a la pobre, nula o distorsionada formación humanista que tenemos, no solo en Colombia, sino en el mundo.
Jorge Montoya, jefe de la Unidad de Seguridad y Convivencia Ciudadana de la Gobernación de Caldas, manifestó que no implica solo difusión del reglamento, sino una tarea integral entre policía, ciudadanos, personeros, funcionarios de las alcaldías y del departamento, porque o sino sería letra muerta.
"Todos conocemos y debemos conocer la norma, pues es el instructivo diario del deber ser. La Policía nos colabora mucho con esa difusión. El Secretario de Gobierno de Caldas ha dimensionado la situación y nos pidió que nos sentáramos a analizar como acercarla más a la gente".
En cuanto a la aceptación de la comunidad, Montoya expresó que darla a conocer hace parte la dinámica normal de la administración e implica un relevo cultural, tolerancia y paciencia. "Hay que seguir difundiéndola, es un trabajo diario, independiente de que se asimile o no". Agregó que no manejan estadísticas de sanciones, pues cada inspección de policía lleva la información.
Por eso, si ve que alguien arroja basuras a la calle, hacen sus necesidades fisiológicas en los arbustos, lava el vehículo en la vía, entre otros, por lo menos llámele la atención, si es que no quiere denunciarlo.
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