Vivir más allá de la diversión

VERÓNICA RÍOS LONDOÑO

I.E. SANTA TERESITA (CHINCHINÁ)

"He aprendido a buscar mi felicidad limitando mis deseos en vez de satisfacerlos". Jhon Stuart Mill.

Esta frase expresa una sabiduría milenaria cuyo primer exponente que conocemos fue Siddharta Gautama, conocido como Buda y fundador del budismo.

Buda vivió hacia el año 500 antes de nuestra era y fue criado como un príncipe. Entre todas las comodidades su padre se esforzó en que no conociera viejos, enfermos, gente sufriendo y muertos. Sin embargo, cuando Buda decidió afrontar el mundo en su adolescencia conoció la existencia de estas realidades y cambió de parecer.

Descubrió que la principal fuente de sufrimiento es el deseo de los hombres y mujeres por experimentar placeres efímeros. "Si el placer dura tan poco ¿Por qué los hombres dedican toda su vida a buscarlos?", es una sentencia atribuida a él.

Así, de alguna manera, si limitamos nuestros deseos y vivimos con intensidad lo poco o mucho que nos va dando la vida, podremos evitar fuentes de sufrimiento. Esta sabiduría se aplica hoy más que nunca porque estamos sumergidos en una sociedad que nos ofrece más y más cosas -casi todas inútiles- que solo hacen crearnos necesidades y deseos insatisfechos.

Quien carece de recursos para adquirirlos y se deja llevar por propagandas, sufrirá por no tenerlos. Y quien tiene recursos para adquirir lo que sea, tendrá que escoger alguno y dejar de disfrutar otro, lo cual también se convierte en una forma de frustración.

El futbolista Cristiano Ronaldo dicen que tiene ocho carros deportivos, pero sólo puede manejar uno. Quien tiene muchas propiedades podrá disfrutar de alguno, pero vivirá preocupado por cuidar las demás.

No se sabe entonces quién vive mejor: si el potentado esclavo de sus posesiones, o el vagabundo cuya preocupación en la vida es adquirir algo para comer.

Pero como también enseñó Aristóteles: "En el medio está lo correcto". O sea no desear lo imposible y saborear al máximo lo que llene nuestra vida.