Alba Nelfy Bernal Orozco*
LA PATRIA|Manizales
Cuando un profesor lo deja todo en el aula tiene derecho a ser exigente. Así fue, sin lugar a dudas, Leonor Gallego Arias: Conocedora de los temas, estudiosa, insuperable impartiendo conocimientos.
Pocas veces tenía que repetir, así era su talento para dar a comprender los temas más espinosos de la filosofía y sus autores. Por lo mismo era, como decíamos los estudiantes, una 'cuchilla', con mano dura para calificar, pero ostentaba los méritos para ello. A ella había que estudiarle sí o sí.
Muchos alumnos suyos la califican como "maestra de maestros", formadora de generaciones. Sin duda, de las mejores profesoras que ha tenido el programa de Filosofía y Letras de la Universidad de Caldas en su historia. Su carisma y versatilidad para manejar los textos, la tiza y el tablero y el auditorio, no tuvieron par en su época.
Con motivo de la edición del libro 70 años - Los protagonistas cuentan su historia - Universidad de Caldas, en el 2013, quedaron plasmadas en una entrevista apartes de su vida y sus vivencias.
Su niñez la vivió en Salento (Quindío), posteriormente se radicó en Manizales, cursó estudios en el colegio Santa Inés y se graduó como maestra en la Normal de Señoritas de esta misma ciudad.
Entre sus cátedras estaba la de Protoseminario -introducción a los seminarios que se verían a lo largo de toda la carrera de Filosofía-, el tema central era Platón; además de dirigir las clases, debía asesorar a los estudiantes. También dictaba Filosofía del Lenguaje, Lingüística y Ética. Fue docente en los programas de Medicina, Educación y Derecho. Recibió Mención de honor como profesora meritoria de la Universidad de Caldas en el 2011.
Con motivo de su deceso el pasado 27 de febrero, va entonces, este homenaje póstumo a la gran maestra de maestros por su dedicación, entereza y entrega a la cátedra universitaria. Lea algunas de sus opiniones:
“Mi abuela Ernestina Carvajal me estimuló a leer y a enseñar. Yo era demasiado tímida, entregada a los libros. Un día, Norma Velásquez Garcés, María Amelia Jaramillo Trujillo e Inés López de Mesa me llamaron a decirme que habían encontrado la profesión perfecta para mí: Filosofía y Letras. Venciendo mi timidez, fui donde el decano, Rodrigo Ramírez Cardona (Gaspar), y me dijo: 'No, usted es una persona de fiestas, de rumba, la Filosofía no es para usted'. Este comentario, me hirió el amor propio, pero insistí. Finalmente me dejó presentar los exámenes y saqué 5.0 en todo menos en latín, cuya calificación fue 4,6. El decano entonces, algo apenado, se disculpó y alabó mi rendimiento. Pude matricularme y me gradué como Licenciada en Filosofía y Letras en 1968".
“Pasé la mayor parte de mi vida en la Universidad (1974 - 2004), porque estaba entregada a mis alumnos, al claustro universitario, a la enseñanza y me palpitaba”.
“Hoy no se enseña lo que tiene que ver con el hombre integral, la cátedra va dirigida mas al punto de vista antropológico; extraño de mi tiempo la camaradería, el compañerismo, la ayuda mutua y la amistad. Ahora, a la gente la veo dispersa, existe una competitividad mal entendida, se creen con mucha sabiduría y pordebajean a los otros. No creo en esto de hacer ostentación, hay que ofrecerle ayuda al que la necesita".
"Mi madre decía: 'La persona se presenta o se conoce por su lenguaje no sólo verbal sino escrito', hoy a los niños, cuando escriben en sus computadores, les aparece subrayado cuando hay un error. La técnica está cogiendo mucha ventaja ante la formación. El problema ahora es de los profesores -cuando se pasa del ábaco al computador-, entonces, somos nosotros los que tenemos que prepararnos para enseñarles, aprovechando la técnica para formarlos".
“Pienso que un profesor además de todo lo que sepa y haya estudiado, debe tener vocación y compromiso; que el estudiante note el interés y sienta la satisfacción del profesor ante un grupo; el compromiso va desde los pies hasta la cabeza, por dentro y por fuera, hay que suscitar en ellos la curiosidad, que se cuestione; cuando el profesor muestra el compromiso, el estudiante se siente comprometido".
"Se dice que materias como el Latín y el Griego están obsoletas, no es cierto. Estas disciplinas revisten la mayor importancia porque son las raíces de nuestro idioma. Por ejemplo, para la filosofía griega, por lo menos, es fundamental saber leer el diccionario griego, a fin de conocer los signos, para no distorsionar la palabra y su sentido".
“Me gusta mucho leer sobre educación, y me parece que hoy hay mucha confusión; hay falta de formación humanista, no importa la profesión que se tenga; como hijos, como hermanos, como papás, como mamás, como parejas, como médicos, como ingenieros, todos nos tenemos que ver socialmente con un grupo.”
* Periodista, Lic. Filosofía y Letras, Investigadora
La profesora falleció el pasado 27 de febrero.
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