La familia que busca una señal en las montañas

Óscar Veiman Mejía

LA PATRIA I Manizales

Es la 1:00 de la tarde. Por un camino, de las enmarañadas cuestas desprendidas del Nevado del Ruiz, camina Óscar Ferley Soto. Va con sus hijos Bryan Steven y Juan Diego, estudiantes de primaria. Es domingo y como cada fin de semana desde marzo del 2020, cuando se inició la pandemia por el coronavirus, salen en busca de un sitio con señal de internet para enviarle las tareas al profesor Yesid Osorio.

Óscar lleva en el bolsillo un celular en el cual están grabadas fotos de palabras y dibujos, elaborados por Bryan en sus cuadernos. Delfines rosados, camaleones, pájaros, frases en inglés, un mapa con los ríos del departamento del Amazonas y otras tareas que el señor y su esposa, Laydy Viviana Osorio, le ayudaron a construir en la semana.

La familia Soto Osorio vive en la vereda Porfia Alta, en un ramal de la cordillera Central, a un costado de la carretera Manizales-Bogotá, en un paraje del norte del Tolima (límite con Caldas). Allí se llega luego de caminar 20 minutos por potreros y caminos despedazados.

Habitan en esa otra Colombia donde la tecnología, a pesar de sus logros mundiales y rimbombantes, aún no llega para acortar el abismo entre lo urbano y el campo. Carlos Sánchez, director de las TIC de la Gobernación del Tolima, indica que el índice de conectividad rural en el departamento es bajo.

Pone un ejemplo: “Chaparral y Espinal, dos municipios grandes, apenas alcanzan el 7% u 8% en lo urbano, muy por debajo del 50% de la media nacional. Entonces, en lo rural es peor”.

Don Óscar corrobora la situación y la pinta. "Por acá en Pofía Alta la señal llega medio-medio. Tenemos que ir hasta por los lados de Petaqueros (paraje en el kilómetro 80 de la vía nacional) donde tienen wi-fi y desde ahí nos conectamos con el maestro y le enviamos los trabajos de los niños".

Por puntos

La escuela de Caucasia cuenta con wi-fi, lo mismo que la de Torre 12, otro caserío casi invisible en la inmensidad verde coronada por el Ruiz y su casquete blanco. La primera les queda a una hora y 10 minutos de trocha a pie y la segunda a dos horas. "Nos sale más al derecho ir a Petaqueros", comenta el señor.

El director departamental de TIC reconoce que la penetración tecnológica es complicada para los operadores en zonas como las de influencia del Parque Natural Nacional Los Nevados. “Igual estamos haciendo la tarea con el propósito de que las empresas amplíen en su infraestructura para llegar a las zonas veredales”.

Brayan está en quinto y su hermanito, Juan Diego, en primero. En medio de cafetales y platanales juegan con los pollitos y con Oso, su perro peludo. "Me hace falta la escuela por mis amigos y porque allá aprendo más", dice Brayan.

Para su padre es fundamental que estudien. "Lo que queremos es que salgan adelante, que no les toque tan duro como a uno", anota don Óscar, quien vive con su esposa y tres hijos en una finca prestada y se gana la vida en otras cogiendo café, cortando maleza con guadaña o aserrando madera.

Los viernes, los sábados o los domingos son los días de salir con la misión de encontrar de donde enviar las tareas. El profe Yesid les deja guías para que desarrollen Brayan y Juan Diego. Envían las respuestas después de tomarles fotos con el celular a las hojas de los cuadernos, en las cuales Bryan escribió oraciones sobre animales, para la clase de inglés; dibujó un cuadro con puntos amarillos que señala los sitios donde los delfines rosados están en riesgo por explotación de mercurio, para ciencias. Además, ubicó los ríos del Amazonas, para Sociales, e investigó más acerca de los delfines para matemáticas, su materia preferida por aquello de los números y las cuentas.

"Después el maestro nos envía o llama para hablarnos de cómo quedaron los trabajos y lo que se debe corregir", explica el papá de los dos alumnos.

Por las lomas

Ese domingo llegaron a la 1:30 de la tarde a la casa de don Abel, loma abajo de Petaqueros. Allí el señor tiene wi-fi y les regala internet para que envíen las tareas de toda la semana.

Óscar pone la cosas en plata blanca. "Cada ocho días con seis mil pesos recargábamos el celular. Eso le da a uno 170 megas. En todo caso, con una consulta que haga uno en Google, ya se le están acabando los datos. Entonces, es mejor venir donde don Abel".

Los recursos son limitados, advierte Carlos Sánchez, el funcionario de las Mintic. Recuerda que el Tolima tiene 47 municipios, y compara su extensión con lo que abarcan Caldas, Risaralda y Quindío. “Estamos invirtiendo como nunca antes. Nos gustaría conocer a esa familia y buscar la manera de ayudarles a ellos y a la vereda con el alcalde de Fresno”.

Óscar nació en Casabianca y Leidy en Herveo. Se conocieron hace 14 años y escogieron el campo para vivir con sus tres hijos. Esa tarde dominical comenzaron el regreso a casa a las 3:00. Un asunto para terminar y que lo deja claro don Óscar: "Aquí en el campo vivimos felices con nuestros hijos. Es la tranquilidad sin los líos de las ciudades. La idea es que salgan adelante, por eso el esfuerzo que hacemos cada día".

Desde la Alcaldía

El alcalde de Fresno, Jorge Alexander Mejía, comentó que el año pasado en el municipio instalaron 65 zonas wifi, 62 en el área urbana y 3 en la rural. “Invertimos 238 millones en ese plan que benefició a 2.500 alumnos, entre agosto y diciembre”.

Para este año son 66 zonas wifi, de ellas 58 para lo rural, en un contrato por $172 millones para brindar conectividad a 3.000 estudiantes del 1 de marzo al 30 de julio.

Mejía explica: “Este año son cinco menos en lo rural, pero esto es porque los toma el Mintic en un programa de las escuelas con mayor cobertura y para más tiempo”.

El mandatario de Fresno asegura que con los planes han logrado que los niños más necesitados tengan conectividad en esta época de pandemia, lo cual les facilita recibir y enviar información.