El Colegio San Luis Gonzaga, nacido para ayudar

LAURA SÁNCHEZ

LA PATRIA | MANIZALES

Durante cinco días el coliseo del Colegio San Luis Gonzaga se convirtió en refugio para 262 personas y 15 perros, damnificados en Manizales por la emergencia invernal del pasado 18 y 19 de abril. De las actividades deportivas se pasó a colchonetas, con cobijas y almohadas, a cine con crispetas y a un mesón con comida y ropa.

El rector y sacerdote, Álvaro Vélez Escobar, SJ, expresa su gratitud por la comunidad del colegio. Relata cómo fue que se convirtieron en refugio y apoyo, de quién resultó la idea y cuál es el propósito de la Compañía de Jesús.

Foto | Darío Cardona | LA PATRIA

Rector y sacerdote, Álvaro Vélez Escobar, SJ.

Qué es la Compañía de Jesús?

Es una comunidad religiosa fundada por Ignacio de Loyola y nueve compañeros más. Todos eran estudiantes de la Universidad de París, en el siglo XVI. Tiene como propósito todo lo que sea necesario en el sitio donde nos encontremos. Somos una orden aprobada por la santa sede, por el papa Pablo III en 1540. Tenemos como propósito apoyar al santo padre en lo que él considere necesario.

¿Es la primera vez que la Compañía de Jesús realiza estas obras?

La historia de Colombia es muy larga y yo no podría retratarla. Lo que sí podría decir es que después de la bomba atómica en Hiroshima (Japón), el sacerdote jesuíta Pedro Arrupe abrió las puertas del noviciado para atender a los afectados. Hacia 1980 hubo unas personas que salieron de Vietman, después de la guerra, y ningún país las recibía, se conoció como el boat people. Arrupe desde España creó el Servicio Jesuíta de Refugiados, que de manera particular se dedicaron a atender a los refugiados. Su historia es mucho más anterior. Cuando San Ignacio estaba en Roma, en la casa de los Jesuítas acogieron a las personas de la peste que hubo en la ciudad. Entre tanto San Luis Gonzaga, que es patrono del colegio, murió por la peste.

Y en Colombia...

Tenemos atención a personas desplazadas y refugiadas en Buenaventura, en el Magdalena Medio, en Soacha, en la frontera con Venezuela. En muchas de las entidades educativas se ha buscando apoyar a las personas que están en esa condición. Lo que sucedió en Manizales no se programó ni se planeó.

¿Cómo sucedió en Manizales?

La esposa del subcomandante del Ejército llamó al antiguo alumno Santiago Saffón, que se encarga de los grupos apostólicos. Le dijo que los damnificados no tienen donde dormir ni comida. Cuando fueron a ayudar se dieron cuenta de que necesitaban comida y ropa. Por las redes sociales empezaron a llamar a compañeros. De pronto se les ocurrió que el colegio tenía posibilidad de albergar a estas personas. Llamaron al director de pastoral y él me llamó a mí. Le dije que por un par de días, pero les aclaré que debían mandar por escrito una solicitud y de una la mandaron. Le dije al celador que abriera el coliseo y de pronto llegó una camioneta con donaciones, además de las donaciones de las familias de los estudiantes, actuales y antiguos.

Sobró voluntad...

Se dispusieron 141 espacios en el coliseo con colchonetas que nos habían donado y las que teníamos. Cuando las personas salieron lo hicieron con colchón, ropa, comida. Lo importante no es solo que donen, por eso por grupos catalogaron la ropa, los productos de aseo y los alimentos y empezaron a hacer kits. Fue extraordinaria la solidaridad y el compromiso de los alumnos. Nosotros decimos que los estudiantes son conscientes de la realidad, son compasivos con los necesitados, comprometidos, son creativos.

¿Qué enseñanzas les dejó?

Experimento gran satisfacción al comprobar la calidad de nuestra familia Gonzaga por su gran sentido de hospitalidad y compromiso. Es una entrega y disponibilidad. Más nos demoramos en abrir el albergue que las familias en enviar donativos, para clasificar y ayudar. La alegría con que estos muchachos ayudaron era impresionante. Todos decían que querían ayudar.

¿Cómo hacer que ese sentimiento de solidaridad no se despierte solo en las tragedias?

No solo ayudarlos cuando tienen la calamidad. Hay que seguir viendo cómo se les puede ayudar. Una señora que estaba aquí decía que era damnificada del 2000 y le prometieron una casa y no le han dado nada. Lo otro es qué tipo de control se tiene para que la gente construya sus viviendas.