DIANA VIDAL
LA PATRIA | MANIZALES
El rezago en la educación a nivel local e internacional llevó a la Fundación Luker a desarrollar un programa de lectoescritura en las instituciones educativas. Con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, administraciones municipales, departamentales y nacionales se puso en marcha el proyecto "Aprendamos todos a leer", que hoy les da un reconocimiento mundial con el Premio a Mejores Prácticas.
Pablo Jaramillo Villegas, gerente de la Fundación Luker, explica la importancia de aprender a leer en los primeros años de edad, y el proceso que los llevó a ganar 206.000 dólares.
- ¿Cómo nace el programa de lectoescritura?
El programa es una base del análisis de la información de la educación de la ciudad, en donde vemos que el 50% de los niños de Manizales llegan a quinto grado sin entender lo que leen. Saber leer es indispensable para aprender todo el conocimiento por el resto de la vida. Si la gente se queda sin comprender lo que leen, van a ser personas poco competitivas, y seguramente van a ser candidatos a desertar del sistema educativo. Entonces, nos dimos a la tarea de buscar un método para mejorar los procesos de lectoescritura, porque nos dimos cuenta de que en los colegios de Manizales no había ni materiales, ni métodos.
- ¿Por qué es necesario aprender a leer desde la primera infancia?
Porque si pasan a segundo y tercero sin aprender a leer ningún docente se va a devolver a enseñarles a los niños, o sea que la brecha queda y nadie más se va a preocupar por eso. Entonces lo que pasa es el efecto Mateus, es que cuando hay una brecha de aprendizaje en primer grado y no se atiende, la brecha sigue ampliándose de por vida y van a quedar muy rezagados.
- ¿Cómo fue la búsqueda de ese método?
Lo buscamos por toda Colombia, pero no encontramos. Fuimos a Finlandia, España, Inglaterra y Cuba, y en Cuba nos encontramos un método muy positivo, bonito, efectivo, pero también que todos los niños aprenden a leer en primer grado, o sea de siete años. Luego convocamos al Banco Interamericano de Desarrollo, le propusimos una alianza en el método basado que vimos en Cuba y otros países, que fuera compatible con los procesos que teníamos en Manizales.
- ¿Cuáles fueron las herramientas para ponerlo en marcha?
Desarrollamos muchos materiales que no había en las escuelas. Usamos letra grande con colores para que los niños lo entiendan, y desarrollamos un mundo de lecturas asociadas con los fonemas y con animales. Entonces, dividimos las 40 semanas de educación que hay en los colegios al año. Cada semana aprenden un fonema.
Un ejemplo
La semana que toca la A se crea una historia con animales que empiecen con la A. Por ejemplo, se hace una lectura de Adela la ardilla amistosa, y al final se evalúa. Con los niños que no logran el objetivo el profesor o unos tutores hacen un refuerzo, de tal manera que al finalizar primer grado el 90% aprendan a leer.
- ¿Cuándo se dan cuenta que sí es efectivo?
Les aplicamos el método a mil niños escogidos al azar y se escogieron otros mil a los que no se les iba a aplicar el modelo, y después de tres años de hacer evaluaciones, se concluyó que a los niños que se les aplicó el programa aprendieron significativamente más que a los que no. Después de comprobarlo con una investigación del Banco Interamericano, nos propusimos llevarlo a todos los colegios de Manizales.
El Ministerio de Educación conoció eso y dijo que lo quería llevar a todos los colegios de bajo desempeño del país en un programa que ellos tienen que se llama "Aprendamos Todos a Leer". El Gobierno de Panamá también lo conoció, se antojó y lo está aplicando en todos sus colegios. Ahora se benefician 700.000 niños y profesores en ambos países.
- Ahora que el programa está funcionando bien, ¿en qué se van a invertir los 206.000 dólares?
Lo invertiremos en el proyecto. Somos unos convencidos de que a esto hay que asociarlo con la tecnología. Nos estamos soñando que existan juegos que mientras los niños juegan estén aprendiendo a leer; que sean en tablets y que los estudiantes se las puedan llevar a la casa para que los papás puedan ayudar en ese proceso educativo.
- La Fundación Luker le cambia la vida a miles de estudiantes, pero ¿qué se lleva de todo este proceso?
Nos llevamos la satisfacción de mostrarle al país que en una ciudad como Manizales, con las alianzas público-privadas y académicas; con los programas adecuados y los recursos adecuados somos capaces de cambiar la realidad educativa, si transformamos el sistema educativo, vamos a trazar automáticamente el sector productivo: Vamos a tener mejor salud. Eso quiere decir que vamos a ser más competitivos y vamos a mejorar el ecosistema empresarial de la ciudad.
- Hacemos estos procesos por la ciudad. No buscamos ningún retorno económico a cambio. Nuestro objetivo es ver que esta ciudad se transforme, se mejore, que sea un sitio en donde todos podamos desarrollar nuestro proyecto de vida, que la gente no esté pensando en irse para otro para otra ciudad porque no hay oportunidades.
- Mostramos a Manizales como un laboratorio, lo que vemos aquí es replicable en cualquier ciudad de Colombia e inclusive en otras ciudades de Latinoamérica.
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