Germán Arenas
I.E. Bosques del Norte
Pensar en separarme de mi condición de ser humano o de hombre para escribir de las mujeres es un poco complicado. La misma esencia de relaciones afectivas nos conduce a un mundo desconocido donde la experiencia no cuenta, pues es el mundo de cada creador.
De ahí que las mujeres son seres excepcionales, llenas de virtudes invaluables que para los hombres hacen necesario contar con la presencia de ellas para que den ese toque de elegancia, delicadeza, carácter, compromiso y dedicación.
Vivimos en una etapa de la vida donde los diferentes problemas sociales han afectado todas las capas de la sociedad generando paradigmas y creencias que para muchos conceptos son un retroceso en nuestro pensamiento filosófico.
En la mayoría de los jóvenes, y hablando de mujeres, no les gustan los hombres buenos, prefieren rehabilitar gamines sin futuro, pues la moda y tendencia de poder dentro de los barrios, el control de las fronteras invisibles y el delirio de traquetos genera una alteración hormonal incontrolable.
No tienen ni capacidad de pensar cuando encuentran a un hombre que les dé lo que deseen. Aquí este escritor se detiene a pensar: ¿Qué es lo quieren? Después de un largo debate, termino por describir una historia triste de una pareja.
Ellos viven esperando un sábado para ir de fiesta, a un "perreo", que antes han presumido durante toda la semana. Asistir se convierte en su principal misión, pero primero deberán comprar unas chulas o prestarlas con el socio sin importar las miradas fijas tipo rayos X de la sociedad emancipada.
Después se convierten en jíbaros y tienen cuatro hijos, el dinero en ese momento era lo de menos. A él lo encarcelaron por 8 años de condena y ahora ella debe mantener sola a sus cuatro hijos.
Es una mujer decidida a sacar a sus hijos adelante, lucha cada ocho días para conseguir el almuerzo y visitar a su pareja en la cárcel.
Ahora hay que hablar de las buenas, pues ellas también existen y demuestran que sí se puede salir adelante. Hay unas especiales, que se salen de lo común y prefieren un café, caminar pisando hojas secas y mirar la Luna. Son amantes de la poesía, pero les fastidia el verbo de los hombre.
Los buenos hombres quizás no se acercan a estas mujeres porque piensan que buscan a otro tipo de pareja y que quizás quieren ser como la que ya se mencionó.
La única solución es hablar y decir la verdad. Y si voy directo a una mujer espero deslumbrarla, mostrándole lo que pienso.
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