Colegio de La Salle: Gracias al padre Alberto

CORRESPONSALES PRENSA ESCUELA

LA PATRIA | MANIZALES

Las palabras del sacerdote Alberto Llanos resuenan en el colegio San Juan Bautista de La Salle. El año escolar empezó sin él y continúan los mensajes de gratitud por los ocho años de entrega.

El padre pasó a administrar únicamente el colegio Semenor y su comunidad educativa quiere rendir un homenaje a las enseñanzas que cimientan el trabajo de unos y el aprendizaje de otros.

Antes, el rector explicó que por decisiones de la Arquidiócesis de Manizales solo estaría al frente del Semenor para asumir los procesos de alternancia. “Ellos consideraron que ese retorno a clases en dos colegios hace la experiencia más difícil, porque es un año muy demandante en educación”, explica.

La infraestructura del colegio es de la Arquidiócesis y su administración también lo era, hasta este año en el que esperan que la Secretaría de Educación de Manizales nombre a un religioso para continuar con el apoyo de las familias, acompañamiento pastoral, cultural y deportivo.

“La experiencia en La Salle marca la vida. Quedé muy satisfecho con el servicio que presté, pero con la nostalgia de no poder seguir allí”. Padre Alberto Llanos.

El sostenimiento de la banda sinfónica es reconocida por la comunidad académica como una gran gestión del sacerdote Alberto Llanos.

Gestiones

Juan David Ballesteros, del grado once, describe el paso del rector como cargado de gestiones, por ejemplo para embellecer el colegio. “Gracias a él se dieron muchos cambios significativos en la institución, como el implemento de la Jornada Única con su respectiva alimentación”.

Menciona también el apoyo a los torneos de fútbol, voleibol, la banda estudiantil, el grupo de baile y el proyecto de Prensa Escuela. “Recuerdo su generosidad con los estudiantes y familias más necesitadas con ayudas como mercados mensualmente y muchas veces uniformes y útiles escolares”, expresa Juan David.

Marybel Urrea, del área administrativa, comenta que cuando el padre llegó al colegio se empeñó en apoyar a la comunidad en todos los aspectos sociales, culturales, deportivos y espirituales. La estudiante María Fernanda Verano cuenta que siempre estuvo al frente de las primeras comunicaciones, eucaristías y encuentros espirituales. “Los martes había una reflexión que nos hacía pensar sobre la vida y en los valores para fortalecer como jóvenes”.

Carmenza Suárez, integrante del Consejo Directivo, lleva 18 años participando de las actividades en el colegio La Salle con sus tres hijos: “El padre es un gran guía espiritual. Lamentamos la ausencia de él, con nuestros corazones llenos de tristeza le damos gracias por la huella en nuestras vidas. Sabemos de la importancia de que llegue un representante de la iglesia para continuar con su legado”.

Compromiso social

Sonia Zuluaga, coordinadora Académica, destaca la sensibilidad social del sacerdote, que se refleja en su preocupación en los más vulnerables y en el papel de la educación para las transformaciones sociales. “Extrañaremos su capacidad de escuchar y de tomar decisiones con justicia, la humildad que lo hacía ser reconocido ante toda la comunidad, su carisma permitía el acercamiento de todas las personas”.

La maestra Alba Liliana Gallego piensa en él como un líder , gestor y administrador humanitario, quien con el respaldo de la Arquidiócesis de Manizales, la Fundación Amor por Manizales y otros entes hizo al colegio la mejor institución.

La docente Lina Marcela Montoya destaca que el apoyo de la Arquidiócesis se ve reflejado en lo que el rector hizo posible para el crecimiento del colegio: “Cuando las personas hacen historia y dejan huellas, difícilmente son reemplazables; así que del padre Alberto como religioso y rector extrañaremos simplemente todo”.

La profesora Natalia Buitrago reafirma esto último: ser de la Arquidiócesis siempre les ha dado más importancia en la comuna. “Él dejó una huella imborrable gracias a sus gestiones logró involucrar a los estudiantes en proyectos sociales, esas actividades no estaban en el colegio lo que permite que los estudiantes ocupen mejor su tiempo libre y los arrebatemos de las calles”, expresa la docente.

La comunidad educativa espera que se actualice el convenio entre la Alcaldía y la Arquidiócesis, que lleva 35 años en esta labor educativa.