Chocolate para desprotegidos de Villamaría

MARÍA ANGÉLICA CARMONA Y ESTEFANÍA GAVIRIA

LA PATRIA | VILLAMARÍA

Pan y chocolate caliente repartieron las niñas de la prejuvenil Mariano Vicentino, integrada por estudiantes de Santa Luisa de Marillac. El hecho sorprendió a habitantes de la calle, quienes recibieron la atención de las señoritas rosadas.

El grupo tiene estudiantes entre los 9 y 14 años que se preparan para el juvenil. "Nuestra misión es servir a los pobres, visitar ancianatos, atender a los más necesitados como los habitantes de calle. Después ellas proponen actividades como chocolate al parque, dan una medallita y evangelizan", explica sor Ana Isabel Vázquez, líder de la prejuvenil.

Para la alumna Silvana Cardona, la experiencia al principio fue difícil porque, según ella, la comunidad las observaba con inquietud. "Todo cambió cuando empezamos a repartir el pan y el chocolate, porque ellos necesitan un mejor trato y se sienten solos. Por eso debemos valorar todos los esfuerzos que las personas hacen por nosotros", indica Silvana.

Imparable labor

Según Sor Ana Isabel, las niñas de la prejuvenil se reúnen todos los sábados, de 4:00 p.m. a 6:00 p.m. para reflexionar sobre el servicio a la humanidad y después cada 15 días planean una actividad para los desprotegidos.

Esta organización internacional surgió por la aparición de la virgen María a Catalina Labouré en 1830, en la que solicitó que un grupo de jóvenes la consagrara. Su propósito es seguir la vida de Jesús y de la Virgen María, ayudando a los más necesitados.

"La invitación es para que aprovechen las oportunidades y sean mejores seres humanos. Por medio de la Virgen María y de Jesús cambiarás la forma de pensar, porque nosotros los jóvenes somos los que decidimos si cambiamos el mundo", agrega Silvana.

Repartimos pan con chocolate porque nos nació del corazón y lo hicimos sin esperar nada a cambio. Nos gustó porque nos acercamos más a la Virgen María y a Dios para aprender más sobre ellos y de su vocación de servicio.