Varias lecturas pueden hacerse de los últimos anuncios llegados de la mesa de negociación en La Habana. Que las Farc quieren hacerle campaña a Juan Manuel Santos y por eso le dan un empujón en la negociación al tema de las víctimas; igual podría decirse con la decisión de cese el fuego que se inició ayer. También, el hecho de que la carta haya sido dirigida a Óscar IvánVíctimas, en La Habana Zuluaga, puede querer demostrar que a este candidato no le quita nada el hecho de venir de las huestes uribistas, pues de allí también llegó el presidente de Colombia que abrió las puertas al diálogo. Otra lectura consistiría en hacerle creer a la opinión pública que por primera vez la agrupación guerrillera no está en busca de una excusa para levantarse de la mesa, y que quiere dejar los diálogos como asunto de Estado. El caso es que deben acelerar para ganar algo de confianza en la mayoría de Colombia que no cree en su buena voluntad.
El anuncio del cese unilateral del fuego hasta el 30 de junio resulta importante para que los ciudadanos puedan tener tranquilidad de votar en todo el territorio nacional, sin contratiempos, aunque es una lástima que el Eln no se hubiera sumado a esta decisión, con lo que seguramente se mantendrá la zozobra en sus zonas de influencia, al igual que donde hacen presencia las bandas criminales. No se puede olvidar que firmar un tratado con las Farc no traerá paz, sino que es el comienzo para construirla solo con esta agrupación, mientras que siguen las presiones de guerra con otros frentes.
Que la carta en la que se hace el anuncio de cese al fuego, firmada por Timoleón Jiménez, alias Timochenko, sea dirigida al candidato que más ha cuestionado el proceso de paz y a las Farc mismas, demuestra que la agrupación está dispuesta a dialogar también con él. No obstante, resulta al menos cínico tratar de nombrar con el eufemismo de “fatal coincidencia” la muerte de dos niños en Tumaco. Allí, un atentado de los insurgentes les causó la muerte, en un hecho que inicialmente se señaló como si hubieran sido los pequeños usados para activar el artefacto explosivo. Es el reconocimiento de que en sus acciones terroristas no toman las precauciones mínimas para por lo menos no afectar a la población civil.
Esto nos lleva al otro anuncio de esa agrupación durante el fin de semana. Tiene que ver directamente con el proceso de paz. Las Farc, por primera vez, dan a entender que sí son victimarios, algo que habían rehuido desde el principio, y que debe haber resarcimiento a las víctimas. Lo curioso de este anuncio es que se haga antes de que siquiera se aborde el tema en profundidad en la mesa de negociación, cosa que no habían hecho antes. Eso sí, importante, aceptaron que representantes de las víctimas asistan a Cuba y hagan sus aportes. Este es un punto vital y se hace necesario que el reconocimiento implique también la voluntad de indemnizarlas y, sobre todo, de contarles toda la verdad: por qué, cómo y quiénes. El Ejército del Pueblo no existe, las Farc son, al lado de los paramilitares, las grandes violadoras de los derechos humanos en nuestro país.
De todas maneras, no deja de tener un tufillo oportunista el anuncio a ocho días de elecciones presidenciales, lo que hace desconfiar de las razones por las cuales se sale con estos comunicados. La culpa misma es de las Farc que alargaron las discusiones, cuando ya deberían estar terminadas. Reconocerse como victimarios debió ocurrir desde el principio y lo que se pide para poder tener algún tipo de consideración legal frente a su situación es que, al menos, se den cuenta de los incontables excesos que siguen cometiendo en aras de unas reivindicaciones que no deben sustentarse con armas y violencia. No debería ser tan difícil entender por qué el país repele en su gran mayoría todo lo que suene a Farc.
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