Unidos por la libertad de prensa

La realidad de la prensa en Venezuela es lamentable. El régimen de Nicolás Maduro ha hecho todo lo que ha querido para tratar de acallar a quienes se atreven a denunciar los abusos y demás arbitrariedades que se cometen, para tratar de ocultar una realidad en la que se irrespeta toda clase de derechos fundamentales de los ciudadanos. Esa actitud dictatorial y pedante ha significado graves limitaciones a la libertad de prensa, lo que se ha reflejado en el marchitamiento del periodismo libre. Los pocos valientes que persisten en la lucha de informar sufren cada día el drama de trabajar en condiciones degradantes.

De hecho, según la organización no gubernamental Espacio Público, cuyo trabajo se enfoca en denunciar las agresiones a los derechos humanos, sobre todo los relacionados con la libertad de expresión, 13 periódicos han dejado de salir a las calles y otros 17 han debido reducir sus frecuencias o su cantidad de páginas, debido a restricciones impuestas por el gobierno, por ejemplo, a la importación del papel que usan los diarios. Aunque se han querido maquillar las razones de esta situación, no resulta concebible que solo los medios que hablan bien del gobierno tienen asegurados sus insumos. Los opositores, curiosamente, no hallan la manera de poder acceder a sus materias primas.

Debido a todo esto, los diarios colombianos que hacen parte de Andiarios (Asociación Colombiana de Editores de Diarios y Medios Informativos) nos hemos comprometido a darles la mano a nuestros colegas venezolanos, con el ánimo de solventar un poco su mal momento y ayudarles a que sigan cumpliendo con su función. La primera expresión solidaria fue el lanzamiento de la estrategia de Todos somos Venezuela. Sin libertad de prensa no hay democracia, con la que periódicos de todo el continente americano nos comprometimos a publicar diariamente noticias sobre ese país, elaboradas por medios de allí.

Ahora, como una forma de unirnos a la lucha por la libertad de prensa en el vecino país, los periódicos afiliados a Andiarios tomamos la decisión de prestarles a tres diarios 52 toneladas de papel, que ayer comenzaron su viaje por tierra desde Cartagena hacia Paraguachón (Guajira), en límites con Venezuela. Se trata de una forma concreta, real, de manifestar nuestra solidaridad con los colegas y de rechazar las talanqueras que se le viene poniendo al derecho a la información de los ciudadanos venezolanos.
 

Sin embargo, esa cantidad de papel solo les servirá a los diarios El Nacional, El Impulso y El Nuevo País para seguir con sus ediciones por apenas unos 15 días más. Se espera que otros periódicos de América Latina y del mundo se unan a la iniciativa de apoyarlos, pues no de otra manera será posible que sigan registrando la realidad de lo que pasa en Venezuela y garantizar que la democracia siga teniendo opciones. Si se demuestra que la prensa libre de todo el mundo está remando hacia el mismo lado y que los medios venezolanos no están solos, será posible que las condiciones empiecen a cambiar.

Solo esperamos que mañana, cuando el papel debe comenzar su ingreso a territorio venezolano, no haya nuevos obstáculos. Si se trata solo de un problema de restricción a las divisas para importación, el préstamo de papel que se está planteando no debería sufrir ningún inconveniente. Deberán surtirse con normalidad la nacionalización de esta materia prima y que pueda llegar a las manos de los periódicos. Sería el colmo del abuso que se pongan reparos a esta expresión de solidaridad, que solo pretende reivindicar derechos, y que a la vez sirva para que se levanten las talanqueras que les impiden importar el papel a los colegas vecinos.

No obstante, hay que estar preparados para todo. Amnistía Internacional (AI) ha advertido sobre los excesos cometidos por agentes del Estado o por grupos progobierno que no son controlados por las autoridades, quienes incluso han disparado en contra de quienes participan en protestas ciudadanas pacíficas. Los periodistas también han sido agredidos y acosados en múltiples ocasiones, situación que cada día empeora, en lugar de remediarse.