oda obra de desarrollo que toque a Caldas, de alguna manera, debe ser respaldada. Por pequeño que sea el beneficio, un buen número de caldenses podrá mejorar su calidad de vida y eso repercutirá en el resto de la región de manera positiva. Nos referimos a la aprobación que el Gobierno Nacional le dio a la iniciativa de construir la vía Manizales-Cambao, a través de una Alianza Público Privada (APP), la cual no podemos ver como una competencia para la carretera actual o para un proyecto futuro más ambicioso, sino como un complemento.
Es un hecho que el mayor impacto de esa obra será para los municipios del norte del Tolima por los cuales se tiene previsto el trazado, y que durante toda su historia han tenido un mayor vínculo con Manizales que con Ibagué. Si ellos están mejor conectados entre sí, y a la vez pueden tener una mejor carretera hacia la capital caldense, lo que hay es una oportunidad para que nuestro departamento aproveche esa infraestructura para profundizar esas relaciones y fortalecer los intercambios comerciales, por ejemplo.
La existencia de esta carretera no debe perjudicar el flujo de vehículos por la actual vía, en la que el Gobierno invierte recursos importantes para hacerla más rápida y eficiente. De hecho, todo el oriente de Caldas la usa para comunicarse con Manizales, circunstancia que no cambiará con la construcción del nuevo corredor vial por Murillo y Líbano (Tolima), por lo menos de manera significativa. Así que Caldas debe apoyar este proyecto para tener una nueva opción de comunicación con el centro y oriente del país.
Para esta iniciativa vienen retos interesantes, como ver si además del concesionario Alternativas Viales, empresa que presentó la idea ante el Gobierno, hay otros privados que podrían interesarse en su ejecución, para lo que se tendrán plazo hasta julio. De acuerdo con los cálculos iniciales, el valor de la obra estaría en cerca de $1,3 billones, lo cual de concretarse sería un generador significativo de empleo, con impacto positivo en los municipios caldenses.
Es lógico que ese consorcio, que actualmente maneja la concesión vial Bogotá-Cambao esté buscando la manera de asegurar un mayor número de usuarios de todo el trayecto, que no solo se alimentaría con vehículos provenientes de Caldas, sino del centro del Tolima que verían en esta carretera una buena opción para desplazarse. Si esta empresa privada se está atreviendo a plantear este desarrollo vial, debe ser porque cuentan con estudios que les muestran posibilidades de financiación, a través de peajes, que en su mayoría estarían ubicados en el vecino departamento.
A lo que no puede renunciar Caldas es a pensar de manera más ambiciosa, buscando que en el futuro se impulse un proyecto vial de amplias especificaciones hacia Bogotá, con los túneles y los puentes necesarios. La idea sería no solo conectar de manera eficiente a las autopistas de Pacífico III con la capital de la República, sino con la Autopista del Sol que conduce a la Costa Atlántica.
Es fundamental que, aprovechando que un caldense está en la Dirección del Instituto Nacional de Vías (Invías), se adelanten los estudios necesarios para esta carretera, que será necesaria para consolidar un futuro competitivo de Colombia. No podemos olvidar que hoy dependemos, casi totalmente, de la vía por el alto de La Línea para conectar el centro con el occidente del país, y que se requieren alternativas de infraestructura de alto nivel para poder responder con eficiencia en las próximas décadas.
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