Tuvieron que ocurrir cinco reuniones infructuosas de la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia para que, finalmente, se lograran cubrir las vacantes de magistrados que desde hace meses no se habían podido llenar. Además de completar los 23 miembros reglamentarios en la reciente reunión del pasado jueves fue posible elegir como presidenta a Margarita Cabello Blanco, con lo que el alto tribunal quedó listo para empezar la más ardua tarea que tiene al frente, que es la de recuperar la confianza de los colombianos en la justicia.
Para Caldas es una gran noticia que el magistrado Rigoberto Echeverri haya sido nombrado vicepresidente de la Corte, y que el jurista Gerardo Botero haya llegado como magistrado de la Sala Laboral. Estas mentes destacadas de origen caldense serán, seguramente, protagonistas de las transformaciones que ahora se esperan no solo en ese alto tribunal sino en todos los ámbitos de la Rama. Hay que destacar que los nuevos magistrados poseen excelentes hojas de vida y que provienen de distintas escuelas, lo que puede enriquecer las discusiones jurídicas y lograr mejores resultados en sus sentencias.
Con la Corte Suprema completa, y a solo 15 días de que Eduardo Montealegre concluya su gestión en la Fiscalía General de la Nación, surge la urgencia de que el presidente Juan Manuel Santos, como lo manda la Constitución Nacional, entregue la terna de nombres para el remplazo del jefe del ente investigativo, sin dilaciones innecesarias. Para la Corte se presenta el reto de escoger de esa terna, que ojalá esté conformada por juristas de las más altas calidades profesionales y éticas, a quien estará al frente de la Fiscalía durante los próximos cuatro años.
Con la escogencia del nuevo Fiscal, la Corte debe empezar a demostrar que en lo que viene estará alejada de las intrigas políticas que le han causado enorme daño al sistema de justicia. Como ya lo dijo públicamente la nueva presidenta de ese organismo, es absolutamente necesario que los magistrados se concentren a trabajar con criterios técnicos, dándoles paso a determinaciones que solo correspondan a lo jurídico, sin dejarse llevar por manipulaciones políticas que quieran hacerse desde los otros poderes públicos, o en el mismo interior del sector de la justicia.
Si la nueva Ley de Equilibrio de Poderes es avalada por la Corte Constitucional, y es aprobada la Ley Estatutaria para la Administración de Justicia, otra responsabilidad importante de la Corte Suprema será la designación del Consejo de Gobierno, lo mismo que la elección del nuevo Procurador General de la Nación, quien también cumplirá pronto su periodo. En este último caso, como en el del Fiscal, es absolutamente necesario que se haga una escogencia que no deje dudas y que garantice que el Ministerio Público también esté libre de politización.
En la construcción de la paz, después de una eventual firma de acuerdos con las Farc para ponerle punto final al conflicto armado, la Corte Suprema también cumplirá un papel fundamental, sobre todo en lo relativo a cómo funcionará el Tribunal de Paz. En estos asuntos también debe apreciarse su renovado talante.
Es vital que haya un compromiso serio por hacer que la justicia sea realmente cercana y útil a los ciudadanos, que los colombianos volvamos a creer en esa majestad y sentido de respeto que no debió perderse jamás. La renovada Corte Suprema es la llamada a dar ejemplo, al lado de los demás altos tribunales como la Corte Constitucional y el Consejo de Estado, y desde luego entidades como la Fiscalía y la Procuraduría. Ojalá esta semana haya nacido ese nuevo camino hacia una mayor credibilidad en la justicia, que es lo que todos esperamos.
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