No le alcanzó el tiempo a la Zona Franca Andina (ZFA) de dos años para ser vendida a privados que pudieran estar interesados en desarrollarla. Así se desprende de las declaraciones del gerente de la entidad, Carlos Alberto Vélez Arias, después de que se hundió el proyecto de acuerdo en el Concejo de Manizales para prorrogar por dos años más el permiso para enajenar este bien. Esto, porque los concejales consideraron que al tratarse de una sociedad entre el Departamento y la Alcaldía se requería también de la aprobación de la Asamblea de Caldas, pero el gobernador no presentó el proyecto de ordenanza para tal fin, teniendo en consideración que le parecía prudente dejar esa decisión en manos del próximo mandatario, Guido Echeverri Piedrahíta, quien asumirá funciones en dos semanas.
Les corresponderá a los nuevos mandatarios, concejales y diputados analizar qué hacer con este predio que les pertenece a Infimanizales e Inficaldas. Está claro que este terreno con sus obras puede cuantificarse para su venta en una cifra superior a los 20 mil millones de pesos, lo que la constituye en un importante activo de Caldas, pero para su desarrollo se requiere de recursos de los que no disponen los entes descentralizados, razón por la que la enajenación resulta una buena idea, teniendo en cuenta que ya se hicieron unas valoraciones juiciosas que permitieron ponerle precio justo al predio y a las obras realizadas.
Lo que se construye en el sector de Maltería es una oportunidad para la región y así debe entenderse. Se han superado obstáculos como la prevención inicial sobre si es el lugar adecuado para ella y lograr las primeras inversiones, ya se tiene el visto bueno de la DIAN para comenzar a operar, y se debe recordar que se superaron momentos difíciles como el acaecido con Gensa, ejecutor de obras civiles, empresa con la que se llegó a acuerdos para el pago de las deudas en su momento por casi mil 800 millones de pesos. Seguir dilatando la posibilidad de venta es seguir perdiendo oportunidades. Si bien puede haber críticas a esta obra, no es este el momento para quedarse en el espejo retrovisor, sino que es necesario avanzar. Importa es entender que hay la posibilidad de recuperar la inversión y hasta de sacar alguna ganancia para ser invertida en otras materias que la región tanto necesita.
Es claro que el interés de impulsar el desarrollo de este proyecto, no solo pasa por recuperar la inversión en el lote y su adecuación, sino que si hay éxito en la atracción de empresas e inversión, el rédito social para Manizales y Caldas será de grandes proporciones, medido en generación de empleos y oportunidades para esta región. La calidad de vida de la ciudad, debe ser un elemento para explotar y traer interesados en invertir en Manizales.
Cualquier empresa que se asiente en una zona franca saca ventaja y estos espacios son de interés para quienes invierten allí, razón por la que se hace necesario buscar cómo entregar esta empresa a un privado con músculo financiero y experiencia en estas iniciativas que la ponga a operar. Lo que debe hacer el Estado en estos casos es crear las condiciones que permitan ese desarrollo. De hecho, no se puede perder de vista, como lo hemos dicho antes, que la ubicación de la ZFA al lado de la zona industrial de Maltería es la mejor forma de consolidar este sector como el complejo más importante de la industria en el Eje Cafetero.
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