Desde el pasado fin de semana, los manizaleños han visto colmadas sus calles de policías, quienes realizan operativos coordinados con los que han logrado generar una sensación de seguridad, los cuales además ha dejado resultados concretos: 60 personas capturadas, 63 carros y 434 motocicletas inmovilizados por infracciones, la incautación de 251.800 gramos de sustancias ilícitas y el decomiso de 1.100 botellas y 1.500 tapas para envasar licor adulterado. El “Plan Toma” es liderado por el brigadier general Rodrigo González Herrera, director nacional de las escuelas de la Policía, quien ha dicho que en la primera fase de esta estrategia se completarán 144 horas continuas de trabajo contra el delito, con 1.100 agentes en las calles.
Se busca, principalmente, obtener impactos en la lucha contra el homicidio, el microtráfico de estupefacientes, el hurto común, las lesiones personales, la extorsión, el robo de vehículos y a usuarios del sistema financiero, así como la persecución del contrabando y el porte ilegal de armas, entre otras conductas delictivas. Es una estrategia que tendrá cobertura en 24 ciudades capitales del país, con un total de 16 mil agentes adicionales, quienes por medio de retenes en diferentes lugares y a distintas horas del día y de la noche tienen la misión de generar tranquilidad ciudadana.
Todas estas acciones nos parecen acertadas, pero no pueden quedarse en chispazos ocasionales, pues serían solo paños de agua tibia. Se necesita que en las ciudades y en el país en general se recupere la confianza en las autoridades, y en que el Estado está en condiciones de garantizar la seguridad de todos. Es fundamental que haya continuidad y persistencia en esta estrategia, porque esa es la mejor manera de lograr que la ciudadanía sea más colaborativa, al poder dejar atrás el miedo a las posibles represalias de los delincuentes.
Las investigaciones previas y los trabajos de georreferenciación también son claves, pues es evidente que en los centros urbanos hay lugares identificados como las “ollas”, en las que se desarrollan toda clase de actividades delictivas que deben ser atacadas con determinación. Esta estrategia, además de buscar aleatoriamente la caída de antisociales, debe orientarse a realizar tomas efectivas de sectores peligrosos, para poder así erradicar los santuarios del delito que han generado mitos de inseguridad, con los que hay que acabar.
Si este trabajo se hace juiciosamente, con el tiempo se tendrán repercusiones contundentes en el descenso de los homicidios, los atracos y el crimen en general. Los policías tampoco pueden ignorar que los ciudadanos son los más importantes y a los que hay que proteger, por lo que su actuación debe ser siempre respetuosa de los derechos humanos, y dar ejemplo de tolerancia, transparencia, integridad y acatamiento de las normas.
De acuerdo con lo planeado, estas maratones de seguridad tendrán una frecuencia de dos meses, lo cual nos parece acertado, pues en la medida en que se conviertan en acciones cotidianas, se logrará un real acercamiento con la ciudadanía, y las percepciones de seguridad, que tanto se le ha criticado al actual gobierno del presidente Juan Manuel Santos, podrán cambiar. En una ciudad como Manizales, donde contamos con una escuela para la formación de policías, con cerca de 800 alumnos, esa presencia debe ser aún más constante y efectiva.
Ahora bien, en forma simultánea a las acciones de vigilancia y control se requiere emprender programas de alcance social, que apunten a la prevención del delito entre la población más vulnerable, los jóvenes. Esa es la única manera de generar desarrollo pacífico e integral para todos los ciudadanos.
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