La caída del 20 % en las exportaciones durante el primer trimestre del 2013, con relación al mismo lapso del año pasado es un síntoma económico que nos debe preocupar. La cifra dada a conocer por el DANE la semana pasada evidencia que la balanza comercial de los meses recientes es desfavorable para Colombia y que pese a las oportunidades que tenemos de llegar a nuevos mercados, gracias a los tratados de libre comercio que hemos suscrito con numerosos países, las intenciones de conquistar nuevos compradores se están quedando en el papel.
Según el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados, la caída en las exportaciones obedece a una coyuntura nacional e internacional, generada en los problemas del sector cafetero, los bajos precios del petróleo y la situación desfavorable en el mundo para las cotizaciones del carbón, a lo que habría que sumar los efectos de la Semana Santa que el año pasado cayó en abril. También es innegable que la crisis económica internacional tiene sus consecuencias, y que al caer la demanda interna en los Estados Unidos, que es el principal socio comercial de Colombia, las ventas de nuestros productos en ese mercado no han sido las esperadas.
Si bien es fundamental no perder el optimismo acerca del desempeño de nuestro aparato productivo, es un hecho que no estamos teniendo la reacción requerida frente a las expectativas sembradas por los tratados comerciales, sobre todo lo relacionado con el TLC con los Estados Unidos. No puede afirmarse que estamos frente a un problema estructural, de eso no hay duda, pero sí tenemos que tomar las medidas y precauciones necesarias para aprovechar mejor los espacios que tenemos y seguir trabajando para proteger nuestra economía en el difícil entorno internacional.
Hay que aferrarse al buen momento de 14 subsectores de los 34 industriales que vienen en franco ascenso en sus incursiones en el comercio externo. Entre ellos están los equipos de transporte, maquinarias y equipos, manufacturas de corcho y madera y materias y productos químicos, entre otros. El resto del sector debe buscar nuevas salidas, trabajar en el aprovechamiento de las oportunidades y enfocarse en la conquista de mercados que reciban nuestros productos con valor agregado.
Desde la perspectiva de Caldas, es evidente que la inestable situación de Venezuela no ha sido el mejor escenario para crecer en exportaciones hacia ese país, que tradicionalmente se ha comportado como socio comercial de primera línea. Las pymes caldenses, principalmente, tienen en reto de seguir diversificando sus ofertas y buscar nuevos compradores, que están con toda seguridad en los países con los que el Gobierno viene firmando tratados comerciales. Se requieren trabajos coordinados y estratégicamente enfocados para que los frutos aparezcan más temprano que tarde. Lo que hoy debemos tener claro es que agotar esfuerzos hacia un solo mercado es un garrafal error.
Desde el Estado tiene que darse un acompañamiento permanente a los empresarios para que desde las esferas municipales, departamentales y nacionales el sector privado logre analizar a fondo el panorama y encontrar respuestas ante los desafíos comerciales que se nos presentan. El Gobierno confía que para mediados del año las cifras del comercio exterior serán mejores y que al final habrá una recuperación notoria, al punto de que el crecimiento económico estará por encima del 4 %. Ojalá así sea, pero eso solo será posible si se toman los correctivos a tiempo.
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