Después de varios meses de intensos preparativos, a las 9:00 a.m. de hoy (2:00 a.m. en Colombia) se celebra en el Vaticano la canonización de la Madre Laura (María Laura de Jesús Montoya Upegui), y se oficializa así que Colombia tiene su primera santa en toda su historia. El papa Francisco preside la ceremonia a la que asisten, entre otros, el embajador de Colombia en dicho estado, el caldense Germán Cardona Gutiérrez. En forma paralela, en Jericó (Antioquia), donde nació la religiosa, se espera una romería de fieles para festejar la buena nueva, razón por la cual hoy no será un Día de la Madre común y corriente, sino uno verdaderamente especial.
La nueva santa nació el 26 de mayo de 1874, hija de Juan de la Cruz Montoya y María Dolores Upegui. Su padre, médico, fue asesinado cuando ella apenas tenía dos años de edad. Su infancia fue difícil, por lo que fue dejada en un hogar de huérfanos en Medellín, que era dirigido por su tía María de Jesús Upegui, religiosa fundadora de la comunidad Siervas del Santísimo y de la Caridad, y quien también está en proceso de ser beatificada. Después de hacer algunos estudios y de volverse maestra de escuela, su tía la encargó de administrar el manicomio, y en ambas labores encontró su vocación de servicio al prójimo. Los indígenas de la región se convirtieron más adelante en su principal objetivo evangelizador, hasta su muerte el 21 de octubre de 1949.
El proceso de beatificación comenzó el 4 de julio de 1963, cuando su obra fue presentada al Vaticano por la Arquidiócesis de Medellín, y tras un extenso proceso el papa Juan Pablo II la elevó a beata el 25 de abril de 2004, apoyado en el caso de Herminia González, quien resultó curada de un cáncer luego de visitar los aposentos de la Madre Laura, en el barrio Belencito de la capital antioqueña. Ese es considerado su primer milagro, aunque se le atribuyen muchos más.
Ocho años después, el 20 de diciembre de 2012, el papa Benedicto XVI autorizó su canonización, al haberse reconocido su milagro en favor del médico antioqueño Carlos Eduardo Restrepo, quien fue sanado de una enfermedad terminal, cuando el pronóstico científico era de muerte segura. La ceremonia de canonización se produce dos días antes del 99 aniversario de la fundación de su Congregación de Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, que hoy reúne a cientos de monjas que desarrollan todo tipo de programas sociales en Antioquia.
El ejemplo de entrega de la Santa Laura es vivo reflejo de un espíritu apegado al amor desinteresado que, generalmente, también se observa en la relación de las madres con sus hijos, a quienes dan lo mejor de ellas sin esperar recompensas. En nuestra primera santa también hay que resaltar la humildad y caridad sin límites, sentimientos que hoy deberían inspirarnos para hacer de nuestro país un lugar más solidario, donde los orgullos personales cedan ante la fuerza de las buenas acciones que solo busquen el beneficio general y un ambiente en el que no existan los odios, sino solo el ánimo de salir a flote uniendo esfuerzos.
Para las madres este también es un día para reconocerles su calidad de manantial de valores, su aporte a la unidad de las familias, su empeño por educar nuevos hombres y mujeres que sean semilla de una mejor sociedad. Hoy la Madre Laura debe convertirse en la patrona de las mamás colombianas, para que les ilumine el difícil camino de ser progenitoras y protectoras de un hogar, en donde se requieren herramientas de comprensión y tolerancia, las cuales solo son útiles cuando se ofrecen con amor. En Colombia necesitamos mucho de estos en los actuales momentos, y la Madre Laura es ejemplo que debemos imitar como sociedad.
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