Colombia es reconocido como un país cafetero, en el que gran parte de las divisas que llegan a nutrir la economía lo hacen precisamente como producto de las ventas internacionales del grano. Tal condición, sin embargo, no ha sido suficiente para que los colombianos seamos grandes consumidores de la bebida, e incluso en forma paradójica tradicionalmente aquí no solo no incluimos una buena cantidad en la dieta, sino que lo poco que se toma es casi siempre de baja calidad.
La semana pasada en Manizales se llevó a cabo un nuevo capítulo de la estrategia de promoción Toma Café, con la que se busca fomentar el consumo de la bebida, sobre todo entre los jóvenes. Para ello, firmas como Synovate de Colombia ha realizado estudios para la Federación Nacional de Cafeteros, con el propósito de conocer mejor a quienes toman café y saber cuáles son sus motivaciones a la hora de hacerlo.
Como parte de los resultados se ha establecido que a los jóvenes les atrae sobre todo el capuchino y el granizado, dejando atrás el tradicional tinto que sigue siendo el más apreciado por los adultos en hogares y oficinas. Otra conclusión es que los jóvenes consideran que hay gran afinidad entre el café y las ideas de vitalidad, poder y exclusividad, lo cual muestra valores que es necesario seguir profundizando.
El reto para la industria nuestra, en esta materia, es seguir ofreciéndole al mercado preparaciones creativas con base en el café, que se sigan sintonizando con el deseo de los jóvenes, quienes serán los que sostengan el negocio de la caficultura en el futuro, sin esperar que sean los tostadores internacionales y las empresas de alimentos de otros países las que hagan los procesos que bien podrían adelantarse aquí e imprimirles valores agregados que repercutan en una mejora de las ventas en el mercado interno.
Según el estudio Retail Index de Nielsen, durante el año reciente ha aumentado en Colombia el consumo de tazas de café en cerca de un 2%, lo cual es sin duda estimulante, en un mercado en el cual según el mismo estudio se ha desacelerado el ritmo de crecimiento de la canasta de bebidas. Además, es destacable que los colombianos nos estemos volviendo más exigentes, ya que el mayor crecimiento se da en los cafés de mejor calidad, lo que hace necesario que se busquen opciones para mejorar las opciones de la oferta.
En el Eje Cafetero, curiosamente, las familias no tienen el café como su bebida predilecta para acompañar los demás alimentos a diferentes horas del día, por lo que aquí se requieren muchas campañas que apunten a fomentar un mayor consumo. Lo ideal es que a la par que se fomenta el cultivo de cafés especiales, con denominación de origen y valor diferencial en los mercados internacionales, internamente también nos volvamos más exigentes en el consumo y nos enfoquemos en una mayor calidad en todos los sentidos.
Tenemos todas las posibilidades de sacarle más jugo a nuestro café, no solo para venderlo al exterior y seguir siendo reconocidos como los productores del mejor café del mundo, sino para que también seamos consumidores de esa calidad. Hay que desarrollar más y variados programas que apunten al fomento de consumo. No podemos contentarnos con lo que tenemos, sino seguir avanzando en una industria cafetera que sea más versátil y dinámica, y que se enfoque en los valores agregados.
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