Los homicidios en Manizales y Caldas siguen incrementándose, pese a los esfuerzos de las autoridades por garantizar la seguridad en la región, por lo que será necesario que se mejoren las estrategias de lucha contra este problema, en el que durante el último lustro se tuvo un descenso permanente que nos ilusionó con llevarnos pronto a poder afirmar que la región se había pacificado casi totalmente.
Este año, sin embargo, arrancó con una racha de asesinatos en contravía de las proyecciones que se traían desde el 2006, cuando tales hechos de violencia comenzaron a menguar gradualmente en la región bajo la influencia de la aplicación de la Seguridad Democrática, con la cual se logró desmantelar en buena medida a los grupos guerrilleros y desmovilizar a miles de paramilitares, responsables de la violenta época vivida en la región durante los primeros años de la década pasada.
Con el paso de los meses, dicha tendencia no ha cambiado, y si bien no se perciben incrementos exagerados, como los que tuvo la región entre el 2000 y el 2002, cuando se llegó a los casi 1.300 homicidios en un año, sí se evidencia que no se está haciendo lo suficiente para mantener la tendencia en caída y lograr algún día que los niveles de ese flagelo alcance niveles menos vergonzosos. El nuevo comandante de la Policía Caldas, coronel David Benavides, tiene el importante desafío que seguir luchando contra las situaciones que provocan los homicidios y hacer que las estadísticas se mantengan en mejora.
En esto, valdría la pena impulsar iniciativas hacia el desarme de civiles, lo mismo que atender a tiempo las riñas y evitar que los ajustes de cuentas y las venganzas se den con facilidad, pues ya está claro que esas son las principales causas de los asesinatos. Si en el 2010 se reportaron 349 homicidios en Caldas y en el 2011 fueron 296, es decir 53 asesinatos menos y una reducción del 15,1%, hay que buscar que en el 2012 se mantenga un ritmo similar de caída.
Para ello es necesario atacar viejos conflictos en sectores de Manizales que ya se sabe son focos de violencia, en los que los asesinatos están a la orden del día. También será prioritario reforzar estrategias de lucha contra el microtráfico y las vendettas que se dan a su alrededor entre las bandas delincuenciales. Niveles como el que tenemos actualmente, de cerca de 32 homicidios por cada 100 mil habitantes siguen siendo muy altos, sobre todo si se comparan con promedios mundiales del 10 por cada 100 mil habitantes.
Es necesario imprimirle una mayor dinámica al trabajo coordinado de las autoridades, el cual ha sido clave para mantener un ambiente de tranquilidad relativa en todo Caldas. Si la permanente presencia de los distintos representantes de las fuerzas se garantiza, y hay un esfuerzo por evitar que haya corrupción en el interior de las filas, va a ser posible que los delincuentes no hallen espacios de acción para sus fechorías que acaban en muertes violentas.
De acuerdo con análisis hechos por la Policía en la región, la intolerancia es el desencadenante de muchas de las situaciones que terminan en asesinatos en Caldas, por lo que lo más importante es alcanzar transformaciones educativas y culturales que le pongan límites naturales a tales conductas. Todos los caldenses y los colombianos, en general, debemos avanzar en la construcción de una cultura del respeto por la diferencia y de valorar la vida, pues mientras eso no se dé la muerte seguirá apareciendo en las calles de nuestras ciudades.
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