Comenzó ayer en Cartagena la 71 asamblea anual de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), en medio de un panorama contrastante para el sector. Mientras que el dólar caro se constituye en una gran oportunidad para exportar bienes con valor agregado y obtener importantes beneficios económicos, lo que ha sido aprovechado parcialmente, la reciente encuesta de opinión realizada por el mismo gremio entre los industriales muestra que el primer semestre de 2015 transcurrió con cifras negativas, tanto en producción como en ventas, con caídas de 0,5% y 1,8%, respectivamente.
Desde luego que la descolgada de los precios del petróleo tiene mucho qué ver en este comportamiento del sector, y que mientras los hidrocarburos se mantengan en niveles bajos de precios internacionales, el panorama difícilmente será favorable. La evidencia de esta situación es que las manufacturas en cuanto a producción crecieron en 1,8%, y en ventas en 1,3%, en el primer semestre, lo que es positivo y marca una posible mejora, pero que de todos modos se nos antojan demasiado conservadoras para las posibilidades que tiene el sector en el actual escenario macroeconómico.
Los empresarios se quejan, tal vez con razón, de que no exista una política industrial claramente conformada, con herramientas para proyectar al sector en forma consistente y continua, y con estímulos para incursionar con mayor decisión en nuevos espacios del mercado, pero también es verdad que la industria no ha reaccionado con suficiente determinación frente a las coyunturas favorables y no ha aprovechado bien las oportunidades que se le han abierto con los TLC y demás acuerdos comerciales con los principales mercados del mundo, a donde pueden llegar hoy los productos colombianos en condiciones muy convenientes.
Los problemas de baja utilización de capacidad instalada y la caída en los pedidos tienen que ser muy bien analizados, y encontrar las fórmulas para darle mejor uso a toda la infraestructura del sector y lanzar una ofensiva comercial más fuerte. Ya hay avances en la lucha contra el contrabando, con una nueva ley, y pese a que las obras de infraestructura aún no son las óptimas, también es verdad que el país ha mejorado bastante en esa materia en los años recientes. Seguramente hay que trabajar más a fondo en aspectos inherentes a la innovación, la investigación y el desarrollo, en eso la iniciativa de los empresarios es un primer paso clave. La búsqueda de eficiencias es esencial.
El Gobierno Nacional puede hacer una revisión de los asuntos tributarios, para evitar que las cargas impositivas sean exageradas para las empresas, tal y como lo están pidiendo los industriales. Eso podría ayudar a que se tome un impulso y se pueda apostar a sacar el jugo al peso devaluado. Además, se requiere que los precios de la energía desciendan, pues su peso en los costos de producción es demasiado. El Gobierno puede hacer aún mucho para ayudar a que el sector industrial se reactive.
Empresarios y Gobierno tienen que ir de la mano en busca de una mayor competitividad. En los años anteriores, con una fuerte revaluación los industriales debieron aprovechar para traer bienes de capital y modernizar sus fábricas, pero algunos no reaccionaron. Quienes aprovecharon ese momento hoy están en mejores condiciones para competir. No puede dejarse pasar la posibilidad de traer más divisas gracias al dólar alto, lo que significa un avance en competitividad. Es el momento de las decisiones, en el contexto de los desafíos de la globalización.
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