La recuperación de las vías intermunicipales de Caldas emprendida desde el 2008 ha arrojado beneficios palpables para los desplazamientos de los caldenses a todo lo largo y ancho del departamento, haciendo más rápido y eficiente el tránsito y facilitando el turismo y el intercambio comercial. Esto se ha logrado gracias a la ejecución de la primera fase del llamado Plan Vial, en el que se invirtieron recursos significativos. Ahora se necesita un nuevo impulso para terminar o avanzar en tramos de carretera que son fundamentales y que aún están en muy mal estado.
De acuerdo con las proyecciones de la Administración Departamental hasta el 2019 se tiene prevista una inversión cercana a los $450 mil millones, de los cuales se tienen prácticamente asegurados recursos por cerca de $200 mil millones. Se requerirían, entonces, cerca de $250 mil millones para completar lo proyectado. Actualmente, con el respaldo de los congresistas caldenses, se busca que se pueda retomar el Conpes que se cayó el año pasado y que aseguraba recursos para tales obras, para financiar esta primera parte del Plan Vial II, cuyo 100% deberá estar concluido en 10 años.
De aquí al 2019 se buscará pavimentar 160 kilómetros de 25 tramos diferentes, algunos de gran importancia como la vía entre Salamina y Pácora, el ingreso a Samaná, el trayecto entre Salamina y Marulanda, la vía por la vereda La Cabaña y la carretera entre La Rochela y Tres Puertas, entre otras. De acuerdo con la Secretaría de Infraestructura de Caldas ya 12 tramos cuentan con recursos, unos $69 mil 820 millones, y a comienzos del 2017 se estarán adjudicando las licitaciones que permitirían arrancar obras a mediados del próximo año.
Es importante que se esté pensando en otros métodos para la consecución de recursos, tales como las figuras de cofinanciación o el sistema de valorización cuando la inversión lo amerite. De esta manera será posible, por ejemplo, que tanto la Alcaldía de Manizales como la Gobernación casen recursos para que la vía entre el Parque Liborio y la parte baja de Villa Pilar, en la capital de Caldas, pueda rehabilitarse y de esa manera la Avenida Marcelino Palacio que atraviesa la Comuna San José cierre un circuito vial que favorezca la movilidad. Igual ocurre con algunas obras a las que Isagén puede aportar recursos.
La región también debe seguir luchando por la Transversal del Renacimiento, que comunica a La Dorada con Sonsón (Antioquia), y que sería una vía alternativa para comunicar a Bogotá con Medellín, llevando a que se pueda convertir en un nuevo polo de desarrollo para el oriente de Caldas. De la misma manera, es clave seguir con el programa de placas huellas para las vías terciarias, que son las que más les sirven a los campesinos para sacar sus productos; mantener activos los combos de maquinaria para darle un buen mantenimiento a la red vial, y empeñarse en ir completando toda la malla vial intermunicipal en el menor tiempo posible.
Estamos ante una iniciativa que es fundamental para la competitividad regional y que podrá arrojar frutos positivos para todo Caldas, sobre todo para alejadas regiones del departamento a las que el desarrollo no ha llegado y que podrían dinamizar su economía y desarrollo humano si allana sus comunicaciones con los centros urbanos más importantes. Queda, pues, la tarea de reunir el próximo año la mayor cantidad de recursos para financiar el Plan Vial II y poder terminarlo antes de lo calculado.
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