Primeros en Progreso Social

Manizales es la ciudad de Colombia con más altos índices de progreso social, y está al nivel de países desarrollados como los nórdicos o Canadá en ese aspecto. Este indicador, el IPS, que se empezó a medir desde el año pasado en 10 ciudades del país, evalúa el bienestar de la sociedad en tres dimensiones: las necesidades humanas básicas, los fundamentos de bienestar y las oportunidades; independientemente de los resultados económicos, es decir, no mide ingresos.
El IPS es una herramienta muy valiosa para definir prioridades de la acción pública, de manera que se cierren brechas sociales y se focalicen de manera más eficiente los recursos. Cuando se puede comparar la situación de una ciudad con lo que sucede en otras similares, o en las más avanzadas del mundo, se tiene una hoja de ruta que permite impactar mucho mejor las acciones del Estado.
El promedio del indicador compuesto, incluyendo las tres dimensiones que analiza, es de 62 puntos en los 148 países que mide. En Colombia es de 64 puntos, muy cerca de la media mundial, y en Manizales alcanza 75 puntos, lo que ubica a esta ciudad en el rango alto - la única en el país en ese nivel-. Sin embargo, en el año hubo una leve disminución en el escore que alcanzó Manizales frente al año anterior, debido básicamente a una alta tasa de suicidios y en general al indicador de seguridad, y a las coberturas y calidad en la educación primaria y secundaria.
Es fundamental también que a partir de los resultados de la medición se construyan consensos sobre las prioridades de acción, de forma que tanto la administración pública como los demás actores de la sociedad, como gremios, entidades sin ánimo de lucro, empresas y en general toda la ciudadanía hagan causa común, para que con la participación de la academia se identifiquen y se trabaje coordinadamente en la búsqueda de los objetivos deseados.
Tener una batería de 48 indicadores que reflejen el progreso social de una población es un logro que hay que mantener y estimular. Por suerte Manizales cuenta con el programa Cómo vamos, que le mantiene el pulso a la ciudad en estos y en muchos otros indicadores que sirvieron de base para la construcción del IPS. Siempre se ha dicho que lo que no se mide no se puede administrar, y por eso la importancia de este ejercicio.
Ser los primeros de Colombia, que unido a las mediciones de calidad de vida, que también dejan muy bien posicionada a Manizales, es un orgullo, pero a su vez es un desafío enorme. No se puede bajar la guardia y aspirar a mejorar siempre en todas las variables y dimensiones que se miden, sino que el esfuerzo por mantenerse en los más altos lugares es exigente y retador.
Dentro de los consensos a que fácilmente se llega entre los habitantes de Manizales está la necesidad de ser los mejores en calidad educativa. Las universidades de la región, la mayoría acreditadas en alta calidad, están haciendo su parte, pero los resultados en educación primaria y secundaria están todavía lejos del modelo que nos imaginamos construir. Ahí hay mucho camino todavía por recorrer.
Causa enorme satisfacción, por otra parte, ver que Manizales es una ciudad de oportunidades, pues los indicadores que miden esta dimensión están entre los más altos de Colombia. Son destacables, dentro de estos, los de tolerancia e inclusión, y el de libertad personal y de elección, pues indican que como sociedad estamos construyendo un entorno en el que la convivencia pacífica es una realidad más cotidiana y sostenible.

Con el IPS se demuestra que el progreso económico no necesariamente significa progreso social, pero no implica que el ingreso de las familias, o el empleo, sean variable que se pueden desdeñar. El reto es que las mejores condiciones económicas se traduzcan en un desarrollo más equitativo y con más oportunidades para todos, a eso es a lo que hay que seguirle apuntando.