Por una mayor democracia cafetera

El pasado viernes quedaron cerradas las inscripciones de las candidaturas para ser miembros de los nuevos comités municipales y departamentales de cafeteros. La idea es que en las próximas elecciones de los días 6 y 7 de septiembre se cuente en Caldas con la participación de cerca de 28 mil cultivadores del grano que hoy tienen cédula cafetera. Esta vez es grande la posibilidad de que ese hecho se dé, ya que hasta la misma Dignidad Cafetera, que en el pasado se había hecho al margen, optó por lanzar sus candidatos.
 

Hace cuatro años la abstención en Caldas fue del 22,2%, lo que marcó una gran participación, de hecho la mejor en toda la historia del gremio. Esta vez, después de los paros y las protestas de los meses pasados, y del comienzo de la superación de la crisis que tuvo a la caficultura al borde del colapso, la expectativa es que los distintos sectores de los cultivadores se pronuncien en las urnas, con un ánimo renovador de las instituciones.

En los comicios que se avecinan, y para los cuales arrancarán esta semana las campañas, se elegirán los miembros de 369 comités municipales y 15 comités departamentales en toda Colombia. De allí saldrá el Comité Nacional. Hay cerca de 375 mil electores habilitados para depositar sus votos. En la medida en que a esos organismos lleguen representantes de los diferentes matices, será posible construir una Federación Nacional de Cafeteros que represente, realmente, los anhelos de la mayoría de los campesinos que dedican su vida al cultivo del grano.

Por eso, nos complace que Dignidad Cafetera se haya lanzado a participar en forma amplia, ya que no es con paros y bloqueos de carreteras como se pueden solucionar los problemas, sino haciéndose escuchar en el seno del gremio y llevándole al Gobierno Nacional las observaciones pertinentes con el ánimo de hacer que la caficultura colombiana sea cada vez más competitiva, moderna y generadora de verdadero bienestar para las cerca de 550 mil familias que se dedican a esta actividad.

Este es un buen momento para la renovación en los comités, que llegue sangre nueva que aproveche mejor las ventajas de la recuperación que comienza a tener el café. Hoy es necesario reconocer que la producción va en ascenso, y que para mantener la senda del crecimiento es fundamental aplicar políticas que mantengan jóvenes y vigorosos los cafetos, y con el cultivo de las variedades más resistentes a plagas y enfermedades.

De la misma manera, si bien los precios siguen inestables y la tasa de cambio no es la mejor, el panorama en este sentido sí es mucho más positivo que hace tres años. Hay que actuar con mucha inteligencia para que pronto recuperemos el sitial que nunca debimos perder en el mercado internacional.

No es por el camino de las disidencias que se debe buscar la transformación del gremio, sino desde su propio interior, para que los cambios futuros sean el resultado de un quehacer democrático. Cuando se abandonan los caminos institucionales es fácil caer en equivocaciones que pongan en riesgo a quienes se dice proteger.

Hay que hacer cambios profundos en la Federación de Cafeteros, para que los más débiles reciban cada vez una mejor atención, pero ese enfoque hay que lograrlo desde la propia institucionalidad y no con presiones externas.

Los directivos cafeteros también deben buscar que haya un mecanismo de vigilancia de las elecciones que sea más transparente que la criticada participación de empleados de la Federación como jurados de votación.

Seguramente no hay malos manejos en este sentido, pero sí se presta para malentendidos que es preciso evitar para devolverle la confianza al gremio. La idea de convocar a docentes rurales y egresados de los programas de educación es buena, pero es preciso fortalecer la presencia de actores externos como los de la Misión de Observación Electoral (MOE), para que todo el mundo quede tranquilo con los resultados.