Por un mundo sin cáncer de seno

El cáncer de seno, entre los distintos tipos de cáncer, es el que alcanza el mayor número de mortalidad en las mujeres del mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) este mal representa el 16% de las clases de esta enfermedad que afectan a las mujeres. Para luchar contra él, el 19 de octubre ha sido designado el Día internacional de la lucha contra el cáncer de mama, pero en realidad todo el mes se ha vestido en modo rosa, como una forma de expresar ese sentimiento de rechazo a su avance.
Por eso, los principales edificios y monumentos del mundo se iluminan de color rosa, como una forma de crear consciencia alrededor de este permanente riesgo para la salud de las  mujeres, el cual puede ser combatido de manera efectiva solo con una revisión a tiempo. El color rosa también estará hoy en lazos, manillas y camisetas, con lo que se pretende comunicar la solidaridad con quienes sufren o han sufrido con el cáncer de seno. También se busca generar una cultura de prevención y detección temprana de esta enfermedad.
Ya está comprobado que la sana costumbre del autoexamen y que la detección a tiempo de tumores malignos en los senos permite ejecutar tratamientos exitosos, que logran garantizar en numerosos casos la supervivencia de las mujeres. Por eso es importante estar hoy en modo rosa, siendo conscientes de la necesidad de acompañarlas en esta lucha, con el ánimo de que el cáncer de mama deje de ser un gran problema de salud pública en ascenso. 
Las estadísticas muestran que en el caso de Colombia 2.600 mujeres mueren cada año a causa de este tipo de cáncer. También cada año, de acuerdo con la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), se detectan 8.600 casos de esta enfermedad en el país. Lo preocupante es que se calcula que, de aquí al 2030, en América Latina el número de mujeres diagnosticadas con cáncer de seno aumentará en un 46%, al ritmo en que van las estadísticas, lo que demuestra que es urgente desarrollar campañas permanentes que ayuden a que este mal sea frenado.
También se sabe ahora que, sin poder considerársele una especie de vacuna, el acto de lactar ayuda a que las mujeres no sufran de este cáncer, o por lo menos quienes dan pecho a sus hijos sufren con menor frecuencia de cáncer de seno, por lo que se le considera una práctica saludable no solo para el hijo sino también para la madre. No obstante, hay muchos mitos alrededor de esta enfermedad que deben ser desterrados y más bien concentrarse en las prácticas de detección temprana, que han demostrado ser muy efectivas.

Si bien hoy es el día escogido para hacer este gran llamado de atención hacia el control efectivo del cáncer de mama, cada día debe convertirse en la ocasión propicia para reflexionar acerca de las nefastas consecuencias de este tipo de patología, razón suficiente para tomar las decisiones y correctivos necesarios que apunten a bajar las estadísticas de morbilidad y mortalidad, y lograr que haya un freno contundente y medible. Los hombres no solo deben acompañar a las mujeres en esta misión con un sentido de solidaridad, sino incluso en causa propia, ya que también pueden ser víctimas de este mal, aunque en proporciones más bajas.