Son frecuentes las noticias de presencia de pandillas en algunos barrios de Manizales, a las que se suman barristas de equipos de fútbol que, so pretexto de la pasión por una camiseta, realizan actos vandálicos y a veces delincuenciales. Mientras tanto las autoridades se quedan cortas para encontrar soluciones que permitan convencer a muchos de estos jóvenes en conflicto de optar por una vida más esforzada, pero seguramente con mejores resultados. El objetivo de la política de juventud en Manizales quedó así: "todos participando en espacios sociales". Qué bueno que así fuera.
La solución debe tener un componente de mano dura, pues no se puede permitir que haya violencia o se cometan delitos con impunidad, y la ciudadanía siga pidiendo protección a gritos. Lo correctivo podría evitarse si se pensara en estas situaciones como un problema que crece por falta de oportunidades para los jóvenes, lo que lleva a algunos a tomar el rumbo equivocado, mientras otros simplemente se van dejando arrastrar por considerar que esa es una forma de poder y de ganarse la vida. No hay que olvidar que Manizales se caracteriza por la expulsión de sus jóvenes.
Ante los problemas generados por barras y pandillas se hace indispensable combatir el consumo de sustancias psicoactivas y para ello continuar con la lucha emprendida por la Policía al enfrentar con decisión el microtráfico, estrategia que debe complementarse con procesos de extinción de dominio de los bienes en los que se halle tal actividad ilícita. La Alcaldía habla de continuar con el programa que traía la anterior Administración para la atención de personas drogodependientes, con un componente en salud y otro de socialización. Ahora lo llaman "Vivir", del que esperemos resultados no solo en cifras de atendidos, sino en efectividad de su intervención.
Diferentes administraciones han adelantado programas para combatir este flagelo, pero sin constancia ni consolidar estrategias, sino dependiendo de políticas nacionales o de coyunturas específicas. En Manizales se calcula que hay unos 56 mil ciudadanos entre los 18 y los 26 años, según el diagnóstico niñez, infancia, adolescencia y juventud realizado por la Alcaldía de Manizales como soporte para el Plan de Desarrollo.
Será importante que las promesas hechas por la Administración municipal de ayudarles a los jóvenes que lo necesiten a definir su situación con el Ejército, ante la falta de una libreta militar, y brindarles oportunidades de empleo, formen parte de una verdadera política de juventud que reúna aprendizajes de procesos anteriores con el fin de ir ganándoles terreno a los delincuentes que cada día tratan de reclutar muchachos. No es suficiente tener una Junta Municipal para soportar una política de juventud, se necesitan acciones efectivas.
En esto es fundamental contar con estrategia judicial, pues bien es sabido que muchos delincuentes son dejados en libertad por jueces que seguramente no harían lo mismo si los tuvieran de vecinos. En un informe publicado el lunes por LA PATRIA varias personas dan cuenta de la tranquilidad que recuperaron desde que fueron detenidos algunos de los llamados capos de las pandillas, individuos que en ocasiones no llegan ni a los 20 años.
Resulta indispensable que se tenga una estrategia completa desde la prevención con atención social, pasando por brindar seguridad con autoridad, y cuando se irrespete a los policías con apoyo militar, y con conciencia de los jueces sobre la realidad a la que nos enfrentamos. Deben ser acciones coherentes para mejorar la seguridad en nuestros barrios y salvar a muchos de estos jóvenes en conflicto de la perdición total. Ojalá se haga.
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