La semana pasada se hizo en Manizales el IV Congreso de Aviturismo, en el que participaron exponentes de esta actividad en Colombia y en el mundo. La gran conclusión fue que la región es dueña de enormes fortalezas que podrían explotarse de mejor manera, con estrategias más sólidas en cuanto a promoción y posicionamiento del turismo de naturaleza. Para avanzar en ese camino, un paso fundamental es la asociatividad, así como el fortalecimiento de la infraestructura para prestar un servicio de calidad a los visitantes.
Colombia es, sin duda, un país biodiverso, con la mayor cantidad de especies de pájaros en el mundo, al lado de Brasil y Perú, dueños de la mayor parte de la Amazonia. Esa ventaja es clave a la hora de fomentar el turismo de naturaleza, y especialmente el relacionado con el avistamiento de aves. Nuestra región de Caldas, y en general el Eje Cafetero, es rica en estas variedades de fauna que tanto llama la atención de miles de personas en todo el planeta, sobre todo norteamericanas y europeas. Frente a eso, debemos aprovechar mejor lo que tenemos. De hecho, de las cerca de 2 mil especies de aves que hay en Colombia el 52% están en Caldas, lo que evidencia la gran riqueza que tenemos.
Un asunto que podría ayudar a que cada vez haya más aves y sea más exitoso el aviturismo internacional, es identificar con claridad el tipo de árboles que más les gusta a estos coloridos animales y encontrar la manera no solo de conservarlos sino de expandir sus cultivos. Si los pájaros encuentran en buen número los frutos que les gusta, habrá posibilidades de que la experiencia de avistamiento sea cada vez mejor, y que el número de visitantes extranjeros se mantenga en crecimiento constante.
Está comprobado que la calidad de los turistas que gustan de avistar aves es bastante alta, y que son personas que están dispuestas a invertir altas cantidades de dinero en su afición. Por eso mismo, el crecimiento de este tipo de turismo tiene que venir acompañado de una infraestructura hotelera y de servicios, en general, que esté a la altura de las exigencias de los visitantes. En esa misma medida, será posible fortalecer otras áreas del turismo en la región, en las que también Caldas tiene grandes potencialidades.
Ahora que se discute el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) en el Concejo de Manizales debería considerarse la posibilidad de establecer zonas determinadas del municipio para el fomento del aviturismo, y ejecutar en ellas un ambicioso plan de conservación y fortalecimiento de toda la infraestructura que es necesaria para lograr que este tipo de turismo logre un amplio desarrollo en la región. No podemos contentarnos con las potencialidades que tenemos, sino que es preciso convertirlas en fuentes reales de recursos, y el aviturismo es claramente una opción muy promisoria.
Caldas y Manizales tienen varias opciones para impulsar su economía, comenzando por la industria, la agroindustria, el desarrollo de las nuevas tecnologías y el turismo, de la mano de la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero. En este último aspecto, a nuestra región se le reconocen muchas ventajas y fortalezas, y solo falta que haya un trabajo coordinado entre los sectores público y privado para que los resultados alcancen un mayor impacto y que la economía local empiece a recibir importantes beneficios de esta actividad.
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