Indignación e inconformidad es lo que sienten los usuarios de la Clínica Manizales ante el sorpresivo cierre de las instalaciones del centro asistencial, hecho que ahora los obliga a las largas filas de reclamos. Y es que hace apenas 14 meses había sido reabierta después de un largo cierre debido a manejos irregulares de administraciones pasadas. El golpe más fuerte es para los usuarios que más necesitan de sus servicios, los miembros del Régimen Subsidiado, quienes ahora solo tienen la opción de seguir esperando soluciones de Caprecom. En igual angustia están los 37 mil afiliados que deben ser atendidos por Salud Cóndor.
Por lo pronto, los directivos de la EPS estatal aseguran que los pacientes serán remitidos a otros centros asistenciales para que continúen con sus tratamientos, como es el caso del Hospital Santa Sofía y Assbasalud, aunque se espera que la próxima semana se amplíen los servicios hacia otras clínicas y hospitales. De todos modos, no deja de ser preocupante tanta improvisación dañina, que no se fija en los perjuicios que puede ocasionales a tantas personas que cada día se ven expuestas a múltiples paseos de la muerte. Se confirma lo que el propio viceministro de Salud admitió esta semana en Manizales, en el sentido de que Caprecom es un pésimo prestador de salud.
Son cerca de 87 mil los afiliados al Régimen Subsidiado en Manizales y 140 mil en Caldas, quienes quedan huérfanos de atención en mediana y alta complejidad, y ya hace dos meses y medio tuvieron que soportar el cierre de los servicios de Cuidados Intensivos y de Quirófanos, que fueron suspendidos por no cumplir con los requerimientos mínimos de calidad. Desde ese momento comenzó un nuevo juego de evasivas acerca de lo que ocurriría en el futuro, hasta el pasado lunes cuando la clínica amaneció sin servicios y con pacientes hospitalizados en tránsito de traslado.
Lo peor es que Caprecom aún no da salidas a las deudas que tiene con varias IPS de la región, que solo en el caso del Hospital Santa Sofía ascienden a los $6.100 millones, sobre los cuales aún no se despejan los pagos. Está muy bien que el Gobierno Nacional esté pensando en limitar las tareas que debe desarrollar esa entidad, para que se dedique solo al aseguramiento, pero lo que no es concebible es que se sigan adoptando medidas que generan tanto caos y preocupaciones entre los usuarios del sistema de salud, quienes no soportan más abusos.
No es coherente que mientras desde instancias nacionales se anuncia que se ampliarán coberturas de atención, que se llegará a otros niveles de población y que el POS será más completo, ocurran estas cosas. Lo que se necesita es que se encuentren los caminos de una reforma a fondo, que garantice que los usuarios no sufrirán más por la irresponsabilidad de unos intermediarios a los que solo les interesan las ganancias de sus negocios, y no su obligación de ofrecer servicios oportunos y de calidad a los distintos afiliados.
Es necesario que se avance en la estrategia de los giros directos desde el nivel central a las clínicas y hospitales, para que la cartera pueda sanearse lo más pronto posible y el caos que ha venido reinando comience a tener remedios, no hacerlo será seguir engordando una bomba que cuando explote nos dejaría sin nuevas posibilidades en el sector. Es triste ver que cuando ya la ciudad se esperanzaba en que la Clínica Manizales no volvería a cerrar sus puertas, asistamos al drama de un nuevo portazo, como el ocurrido en el 2009. Las autoridades regionales de salud deben tomar cartas en el asunto para que en el futuro pueda recuperarse la clínica en forma definitiva.
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