Contrario a lo que venía pasando desde hace tiempo al final de las distintas ediciones del Congreso Nacional Cafetero, en esta ocasión hay ambiente de optimismo en el gremio, al punto de que en forma espontánea los mismos cultivadores dieron la propuesta de incrementar la contribución cafetera, como una manera de fortalecer el Fondo Nacional del Café y darle más estabilidad al precio del producto. Ahora deberán sentarse el Gobierno y el gremio a negociar un nuevo contrato para la administración de ese fondo, que lo haga una excelente herramienta para mantener el vigor permanente del sector, durante los próximos 10 años.
Al cerrar el evento, el número 82 en la historia, el presidente Juan Manuel Santos también destacó que la de este año sea la mayor cosecha en 22 años, al llegar casi a los 14 millones de sacos, valorados en cerca de $6 billones, lo cual viene impactando de manera positiva a las cerca de 550 mil familias que dependen de este cultivo, y que habitan unas 90 regiones cultivadoras en 15 departamentos. Esto se dará pese al impacto de las altas temperaturas que afectaron al grano en amplias zonas cultivadas. El reto frente al cambio climático sigue siendo una tarea por mejorar entre los cafeteros.
El Congreso Cafetero que acaba de concluir fue un buen arranque a la gestión del nuevo gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez Vallejo, quien ahora tiene retos aún más grandes orientados hacia el incremento permanente de la rentabilidad de la caficultura, para lo cual será necesario continuar con la política de renovación de los cafetales, usando variedades más resistentes a las plagas y a las enfermedades, y con una mayor tecnificación, que vaya más allá de los 16 sacos por hectárea de hoy, los cuales corresponden casi al doble de lo de hace una década.
Ahora, con una tasa de cambio promedio de cerca de $3 mil por cada dólar, las posibilidades de multiplicar los ingresos de los cafeteros, al exportar su producto, se hacen cada vez mayores. El objetivo, además de seguir llevando café verde a los mercados internacionales, es ampliar la participación en el café procesado y, sobre todo, en los cafés especiales, en los cuales hay valores agregados directos que favorecen a los cultivadores y a la industria nacional. Hay mucho camino por recorrer en esta dirección para no solo tener los cafés más suaves y apetecidos del mundo, sino los que más bienestar les dejen a los campesinos.
De igual manera, la dirigencia cafetera debe acometer con dedicación la implementación de las recomendaciones de la Misión de la Caficultura que acordaron acoger, y que seguramente ayudarán a que todo el sector se beneficie. El nuevo ambiente que se respira en la Federación, con una mayor participación de los cultivadores en la toma de decisiones fundamentales, ayudará a mantener y fortalecer la cohesión y a encontrar las mejores alternativas para que el café siga siendo ese vital soporte de la economía colombiana.
También surgieron en esta ocasión novedosas ideas para que se trabaje en cultivos paralelos al café que apunten a la subsistencia de las familias cafeteras, así como a la posibilidad de trabajar en sombríos, especies maderables y mejores sistemas de fertilización de los cultivos; todo orientado a mejorar la rentabilidad de la caficultura. El liderazgo de Vélez Vallejo pudo apreciarse esta vez con esa intención de escuchar a las bases del gremio y lo logró. Ojalá que en adelante los distintos caminos que decidan recorrer se transformen en mayor bienestar no solo para el gremio, sino para todo el sector agrícola nacional.
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