El 2015 empezó con una sacudida terrorista y contra la libertad de expresión. Un grupo extremista islámico irrumpió en las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo, acostumbrado a desacralizar cuanta creencia hubiera. Durante años hizo carrera burlándose de lo divino y lo humano. No es para menos, cada día el mundo nos brinda una variada oferta de posibilidades para reír cuando las cosas se ponen serias. La existencia de medios como el atacado, donde murieron 12 de sus caricaturistas y periodistas, demuestran la importancia de la libertad de expresión. Este mismo año ese semanario se burló de las acciones tomadas por Europa para tratar de controlar el flagelo de las migraciones, y le llovieron críticas, de muchos de quienes antes defendían su derecho a burlarse de todo. En este caso porque usó la imagen de un niño muerto en las costas del Mediterráneo.
La libertad de expresión cobra su mayor sentido cuando se trata de permitirle al otro que se exprese cuando lo que dice me molesta. De eso se trata. No tiene sentido salir a defender siempre a aquellos con los que estoy de acuerdo, sino entender que otros piensan distinto y sus opiniones me pueden molestar, pero no por ello debo tomar represalias violentas o legales en su contra, sino atacarlas en el mismo plano de la controversia académica o ideológica. Al mejor estilo de Voltaire vale la pena decir: "estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo". Cuando entendamos esto como sociedad estaremos un paso más cerca de una democracia con mayor arraigo y capaz de defender otros derechos.
El humor negro ha sido una habilidad de los colombianos para burlarse de todas nuestras tragedias. Ha sido la forma de encontrar la catarsis que tanto se necesita en momento de agobio. Quedó demostrado la semana pasada, cuando el humorista Steve Harvey cometió el error de su vida, y del universo, al dar a Colombia como la sucesora de Colombia en Miss Universo, durante el acto de coronación en Las Vegas. Lo peor fue cuando debió rectificar y hacer que Ariadna Gutiérrez debiera bajarse de la corona. No había pasado un minuto, no aterrizaba nadie sobre lo sucedido y los chistes y los memes hicieron de las suyas en las redes sociales, todo un espectáculo de repentismo, desde los más crueles comentarios hasta los más cándidos, pero todos buscando hacer burla de algo que para esa organización, para las reinas y para quienes siguen con devoción estos eventos era algo casi trágico.
En ese marco se mueve La Trampa, ese medio de comunicación que se publica el 28 de diciembre dentro de LA PATRIA y que no tiene otro objetivo distinto a reírnos con mucho respeto. Atacamos las actuaciones no a las personas, aunque ellas a veces se sientan aludidas. En un año como el que termina hubo frases de funcionarios, hubo garroteras que llegaron casi a de verduleras, se presentaron actuaciones que desdicen de la dignidad que se les debe a los cargos que se ostentan en representación de otros y muchas otras razones para que en este día en que se recuerda a los santos inocentes veamos, con algo de picardía, cómo los inocentes somos muchas veces los ciudadanos.
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