Más que mejores maestros

La Fundación Compartir presentó el pasado viernes en Manizales, por iniciativa del Observatorio de la Calidad de la Educación y LA PATRIA, su interesante estudio Tras la excelencia docente, con el que se recomienda al Gobierno Nacional un camino posible que lleve a una mejor calidad de la educación, y posteriormente a un desarrollo más integral del país, con mayor equidad y oportunidades para todos. Para que esto sea realidad, lo que se requiere es voluntad política desde las instancias gubernamentales.
 

Entre las conclusiones principales de ese documento se establece la necesidad de invertir cada año unos $3,6 billones adicionales en la educación en Colombia, lo cual siendo una cifra elevada no resulta descabellada si se quiere convertir a ese sector en eslabón estratégico de una cadena de acciones que nos lleven a ser un país a la altura de los mejores del mundo. En esto hay que tomar en cuenta que las inversiones que se hagan hoy en educación se van a multiplicar a favor en el mediano y largo plazo, cuando las nuevas generaciones mejor educadas pasen a producir.
De acuerdo con la exposición de la propuesta, hay puntos fundamentales sobre los cuales hay que trabajar para que a la vuelta de tres décadas estemos a la vanguardia de la educación en el contexto internacional. En síntesis, se debe lograr una mayor valoración del oficio de maestro, garantizar una mejor formación de los nuevos docentes, la puesta en marcha de evaluaciones que tengan retroalimentación aplicada, un ambiente educativo con más práctica e investigación, un mayor acompañamiento a los educadores novatos y mejores remuneraciones y reconocimientos a los profesores con más calidad, entre otros.

La médula de las recomendaciones se enfoca en una mejor valoración de la figura del maestro, que parece ser la explicación principal por la que países como Singapur, Finlandia, Canadá y Corea del Sur, por ejemplo, obtienen los más altos resultados mundiales en las pruebas Pisa, donde nuestro país, infortunadamente, está en la retaguardia de los que se acogen a dicha evaluación. La verdad es que el panorama actual de nuestra educación es desolador y es fundamental corregir el camino cuanto antes. Lograr que los mejores bachilleres quieran ser maestros puede ser el primer paso, para ello se necesitan motivaciones económicas y de reconocimiento social.

En otro escenario, el viernes en Bogotá, el director (e) de educación y asesor en política educativa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), Andreas Schleicher, expresó que pese a los malos resultados de nuestro país en esas pruebas, si se persiste en buscar la calidad educativa, en unas tres décadas se podrán alcanzar mejores desempeños y competencias frente a los países con niveles más altos. Agregó que no solo se trata de cantidad de recursos, sino de la manera como son invertidos en el sector. Esta reflexión también resulta útil para entender la magnitud del reto que tenemos.

Resulta satisfactorio que, de acuerdo con el secretario de Educación de Manizales, Fabio Hernando Arias, quien asistió a la presentación del estudio de la Fundación Compartir y al posterior conversatorio en LA PATRIA, ya hay algunas medidas adoptadas por su despacho que sintonizan con la propuesta, tales como la evaluación de los maestros y la contratación de provisionales con base en la calidad de los estudiantes de primeros semestres de las licenciaturas de las universidades de la ciudad. Este es un buen inicio, que ojalá arroje frutos más adelante.

Lo que sí resulta lamentable y contradictorio es que la entrega de almuerzos escolares tenga tantas dificultades y atrasos este año en Manizales, lo cual es un factor que incide en forma directa en temas de cobertura y niveles de rendimiento de los alumnos de los colegios más pobres. Ojalá que estos asuntos también comiencen a ser prioritarios, pues no de otra manera será posible alcanzar la calidad en la educación.