Cuatro años perdidos para el turismo. Así se podría resumir lo que sucedió en Caldas en el cuatrienio pasado, cuando hasta la infraestructura dispuesta para atender este importante renglón de la economía apenas vio pasar el tiempo y deteriorarse, tal como lo demuestra un informe publicado por LA PATRIA el pasado domingo y que da cuenta de la situación en la que se encuentran Termales el Ruiz, el Parador La Esperanza, el Parque de las Flores y el Centro vacacional Girasoles, más conocido como Turcaldas.
De acuerdo con la visita realizada por los periodistas a estos lugares, el común denominador es el abandono. No hay derecho que a pesar de contar con una infraestructura importante para la oferta de servicios turísticos, con una diversidad de posibilidades al encontrarse en pisos térmicos que van desde los casi 800 metros hasta los 3.500 metros sobre el nivel del mar y de que todos tienen el mismo propietario, la Gobernación de Caldas, no se aprovechen lo mejor posible.
Termales El Ruiz, por ejemplo, surgió como una oferta para que quienes visitaran la ciudad, hace unos 50 años, en tiempos en que se buscaban alternativas para atraer visitantes, pudieran ser atendidos en un hotel en la zona del Nevado del Ruiz y aprovechar así mismo las aguas termales. No obstante, desde hace algunos años este sitio viene deteriorándose sin que las promesas de los secretarios y gerentes de turno se cumplan.
El parador, cuyo diseño donó el reconocido arquitecto manizaleño Simón Vélez, permanece cerrado y mientras estuvo abierto dio pérdidas. Lo que se necesita es mirar qué se puede albergar allí, dentro de la alternativa que tanto se ha estudiado de rodear de atractivos el paseo al Nevado, para que no solo se dependa de pisar la nieve. Es así como este parador debe ser entregado a un privado que permita rentabilidad para él y para el departamento, pero el peor de los escenarios es que permanezca cerrado.
Del Parque de las Flores hemos hablado desde que denunciamos la amenaza que se cernía sobre la propiedad, pues se pensaba vender a un privado, sin pensar en la recuperación de los cerca de mil 400 millones de pesos allí invertidos. Este sitio debe ofrecerse como complemento de la oferta turística de Villamaría a donde llegará mucho viajero cuando se termine de construir el cablevía. De Girasoles ni hablar, pues está enredado en un galimatías jurídico, pero es realmente decepcionante que un predio en uno de los lugares más valorizados para el turismo permanezca en abandono.
Esta es la historia de nunca acabar en nuestra región. En el pasado se han intentado apuestas como el Convention and visitors bureau, estudios para la red de ecoparques en Manizales, la construcción de escenarios como la Torre al cielo, esta de carácter municipal, hoy también cerrada por enredos con el concesionario, entre otros. Definitivamente ha hecho mucha falta una política de turismo coordinada y asertiva para mejorar la planeación, algo que hoy se requiere más que nunca con las posibilidades que abre la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad del Paisaje cultural cafetero, una buena oportunidad para la articulación.
El Secretario de Desarrollo Económico de Caldas, Miguel Trujillo, ha manifestado que piensan incentivar el turismo en la región con la puesta en marcha de proyectos en el oriente, el occidente y el centro-sur de Caldas. Ya hemos advertido de la necesidad de que se piense también en el norte del departamento, pero antes de eso nos parece más importante que se vea cómo lo que hoy malfunciona o no funciona se recupere para poder brindar turismo de calidad. De lo contrario se corre el riesgo de seguir abriendo espacios para verlos deteriorarse o cerrarse.
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