Sabemos desde hace mucho que Manizales está en una ubicación geográfica que hace cotidianos los riesgos derivados de sus condiciones geológicas. Además de las fallas locales que cruzan este territorio y de las placas continentales y oceánicas que se mueven en sus alrededores y que pueden generar sismos, contamos en nuestra Cordillera Central con volcanes como el del Ruiz, cuyo cráter Arenas se ha mantenido activo y en el último lustro ha tenido un comportamiento inestable. De hecho, hacemos parte de lo que se ha llamado el Anillo de Fuego del Pacífico.
Como habitantes de esta región debemos ser conscientes de la posibilidad de que, en cualquier momento, tengamos que afrontar una erupción como la que se vivió el 13 de noviembre de 1985, cuando las rocas incandescentes derritieron el hielo del nevado y causaron avalanchas en los numerosos ríos que nacen en ese lugar de la cordillera. Hoy recordamos, con inmenso pesar, lo que ocurrió en las zonas bajas del municipio de Chinchiná (Caldas) y en la desaparecida Armero, en el Tolima.
Para que esa historia no vuelva a repetirse, tanto las instituciones encargadas de monitorear la montaña, como los gobiernos locales y regionales, y hasta las propias autoridades nacionales deben mantenerse atentos a lo que pase con el volcán Nevado del Ruiz. Las comunidades de las áreas ribereñas de ríos y quebradas que nacen en el Parque Natural Nacional de los Nevados y que ya en el pasado mostraron que pueden desarrollar avalanchas, tienen que estar siempre listas a reaccionar para salvar sus vidas.
Ante esta realidad, todos los pobladores de la zona debemos saber, por lo menos lo básico, con respecto a los peligros que ofrece una posible erupción volcánica. Incluso, con las solas emisiones de ceniza como las que hemos tenido en días recientes deben generarse acciones que nos lleven a reaccionar a todos de la manera adecuada, pues no solo hay que prepararse para grandes erupciones, sino para aquellos momentos en los que situaciones más pequeñas también pueden afectar nuestra cotidianidad. Las emisiones de gases CO2, azufre y vapor de agua pueden provocar cambios sustanciales en el entorno de la montaña, y por eso es clave prestarles cuidado.
El Observatorio Vulcanológico informó la semana pasada de una emisión luminosa en la madrugada, justo cuando se presentaban tremores en el cono volcánico, lo que puede indicar que su actividad se puede estar acercando a niveles que hacen necesario estar más atentos. Como sea, sin generar pánicos injustificados, es fundamental que nos alistemos para una posible erupción en próximos días, y que en colegios, universidades, empresas y toda clase de organizaciones que reúnan números significativos de personas se emprendan actividades de capacitación y preparación ante cualquier eventualidad. No podemos quedarnos esperando a que ocurra sin hacer lo suficiente.
Hay que incorporar a nuestra cultura todo lo que ocurre con ese vecino hermoso, pero peligroso, el volcán Nevado del Ruiz, con el fin de disfrutar siempre de su lado bueno. En la medida en que así lo entendamos y que conozcamos la mayor cantidad de detalles acerca de cómo puede actuar el volcán, en un momento dado, podremos sortear más fácil las dificultades que eventualmente aparezcan. Manizales es referente mundial en prevención de desastres, por lo que hay que honrar ese calificativo y trabajar en capacitación de la ciudadanía, e incluso deberíamos pensar en ejecutar un gran simulacro de ciudad, que nos ponga a todos a pensar en la mejor manera de actuar ante una posible emergencia.
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