La crisis económica que lleva al despeñadero a Grecia no tiene muy claro su futuro. El triunfo de Francois Hollande en Francia y la dificultad para tomar decisiones en varios países ha puesto nerviosos a los mercados y provocó que todas las expectativas se pongan en la próxima Cumbre Europea que se realizará el próximo 28 y 29 de junio, pues se requiere la unificación de criterios entre quienes piensan que se debe continuar aplicando la cartilla de la austeridad en el gasto público, mientras otros piensan que lo mejor es apostar todo a estimular la economía con los presupuestos oficiales.
Precisamente en Grecia, que anticipó las elecciones, después de que el gobierno fue incapaz de lograr el consenso para la aplicación de medidas que llevaran a cumplir las exigencias de la Unión, se está dando el debate electoral con candidatos que empiezan a posicionarse en las encuestas por cuenta de su nada conservador discurso, sino que están más cerca de la verborrea que quieren escuchar los ciudadanos, sin que se entienda claramente cómo podrían lograr lo que se proponen sin el apoyo de Eurozona. Creer que pueden salir de la crisis sin el apoyo de sus vecinos, es en el mejor de los casos una ingenuidad, pero en cuestiones de alta política una irresponsabilidad.
Importantes economistas del mundo han dicho que si fracasan las soluciones en Grecia, Portugal, Irlanda o España podría pronosticarse la caída del Euro en el continente, lo que sería el peor de los males, pues en ese caso la crisis podría ahondarse, con los consecuentes efectos negativos para la economía mundial, empezando la de Estados Unidos, lo que a la postre pegaría muy fuerte en todo nuestro continente.
Colombia debe prestar la mayor atención a lo que sucede con este fenómeno, pues ante una tormenta económica en Europa no hay ningún país integrado al comercio mundial que se pueda considerar blindado. El viernes pasado Brasil anunció que este año crecerá menos de lo que tenía previsto, mientras que ya el presidente Santos dijo que nuestro país tampoco logrará repetir la excelente cifra de crecimiento del año pasado.
Por eso, sin ser alarmistas, hay que prepararse para los efectos de una cada vez más posible crisis de grandes proporciones en Europa, pues nadie saldría indemne de un escenario de esas características. La globalización de la economía también implica ser más vulnerables a las crisis externas.
Algo se ha empezado a hacer para desincentivar el crédito de los colombianos, pero también es necesario que los bancos extremen la entrega de sus recursos, pues no pueden olvidar la crisis generada a finales de los años 90 por situaciones parecidas a la actual. En este momento Europa debate cómo fortalecer la banca, inclusive cómo aplicar controles a los bancos, un tema que en nuestro país se ha corregido y que no se debe pasar por alto. Al contrario, por esas decisiones es que se ha hablado del tal blindaje, pero esto puede resultar insuficiente ante una desplomada de todos los mercados.
Lo mejor que le puede pasar a la economía mundial es que las medidas que se vienen tomando en países como España den sus mejores efectos y que se erradique el populismo de las contiendas electorales en el tema económico. Creer que ante la crisis es posible bajar impuestos y mantener todos los beneficios del estado bienestar es pensar en llegar a un cargo público para luego incumplir, porque ante la realidad de los números es casi imposible no tener que tomar medidas impopulares, pero sí absolutamente responsables. Para eso se necesitan estadistas, no políticos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015