Las sesiones del Concejo de Manizales y de la Asamblea de Caldas que se instalaron la semana pasada serán las últimas de las actuales corporaciones, pues en 19 días se elegirán nuevos concejales y diputados, que comenzarán a sesionar el primero de enero, seguramente trayendo cambios en estos espacios democráticos. Por tanto, resulta trascendental lo que suceda en estos dos meses de sesiones, más los días de prórroga que generalmente se dan en diciembre en el caso de Manizales o las extras en el del departamento. Dentro de lo común a ambas instituciones, el presupuesto jugará papel preponderante, como siempre en las últimas sesiones del año.
En el caso del Concejo, seguramente el periodo estará copado también por el proyecto del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), del que ya la Administración municipal manifestó que lo presentará a consideración durante estas sesiones, a pesar de los reclamos de algunos concejales. Es claro que un gobernante debe ejercer sus funciones hasta el último día y, por tanto, no asiste razón a quienes creen que este debate se debe dejar para la próxima Administración. Quien llegue el primero de enero a regir los destinos de la ciudad tendrá la oportunidad de sugerir los ajustes que requiera este Plan, dentro de lo que permite la ley, pero no se puede suspender el estudio de documento tan importante so pretexto de que no es sano para la ciudad que se haga al final de un mandato.
No obstante, esperamos que el Concejo asuma con el rigor y el profesionalismo que amerita este documento, una vez el Consejo Territorial de Planeación le dé trámite al documento, la ley le da hasta el 23 de este mes, por tarde, para dar su concepto. Resulta necesario que la corporación asuma este papel con toda la importancia que tiene, pues se traza el futuro territorial de la ciudad, lo que define temas económicos, sociales y ambientales, principalmente.
No se puede desconocer que el POT ha sido ya bien discutido por comunidades y grupos de interés. De hecho, la mesa de Territorio de Estoy con Manizales -organización de la sociedad civil- participó ampliamente en la discusión. El Concejo dice que convocará a un cabildo abierto. Está bien que se quiera escuchar a los ciudadanos y no importa el mecanismo, sino que realmente sean tenidas en cuenta las voces de los manizaleños. Por eso, invitamos a que se opte por un sistema que garantice no solo la participación sino que sea expedito, que no alargue más los trámites de una discusión que ya está dilatada, sea cabildo, foro o debate abierto.
Este periodo de elecciones, por lo menos hasta el 25 de octubre, consumirá buen tiempo de los concejales y diputados que aspiran a hacerse reelegir. Por este motivo resulta necesario que su campaña no torpedee el trabajo, pero tampoco que el Concejo se interponga en sus posibilidades de hacer proselitismo. Lo mejor es que se logre una justa media para combinar los dos aspectos y que gane la ciudad sin perjudicar a quienes aspiran a volver a estas corporaciones o a pasar de una a otra.
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