A la polémica sobre cuál era el llamado Día D, que fue sorteada exitosamente la semana pasada entre el Gobierno y las Farc, le aparece ahora un segundo capítulo con los inconvenientes jurídicos y logísticos alrededor de las zonas veredales en las que se busca que estén concentrados todos los miembros de esa organización en proceso de desarme antes de que termine el 2016.
Además de que tales zonas aún no están adecuadas para recibir a los guerrilleros, en el Congreso de la República tampoco se ha tramitado la ley de amnistía y lograr que la agenda pactada se cumpla sin contratiempos. Para que pueda avanzar dicha norma se espera el pronunciamiento de la Corte Constitucional frente a la validez de la refrendación del acuerdo de paz en el Congreso de la República y la aplicación del Fast Track (vía rápida) en el trámite de la implementación de dicho acuerdo.
Sin embargo, además de los escollos jurídicos que es necesario superar, los cuales podrían despejarse en los próximos días (la Corte anunció decisiones para el lunes 12 de diciembre), hay asuntos logísticos en los que lastimosamente el Gobierno Nacional ha fallado, y que debieron ser tenidos en cuenta desde hace tiempo para evitar las insulsas disculpas que ahora emiten los líderes de las Farc para dilatar los tiempos.
Así como hacen daño las posiciones insensatas de quienes insisten en ponerle talanqueras al proceso de desarme de las Farc y su ingreso a la vida civil, también son muy perjudiciales las declaraciones desfasadas de algunos líderes de ese grupo y la negligencia de funcionarios del Gobierno que tendrían que garantizar hoy que las 27 zonas veredales y campamentarias estuvieran listas para alojar a los miembros de esa organización guerrillera. Actualmente solo hay 10 sitios aptos para ser ocupados, e incluso hay algunos en los que no se ha contratado su utilización con los dueños.
El Gobierno tiene que trabajar intensamente en los diversos frentes para garantizar que los cronogramas acordados se puedan cumplir cabalmente, pues de otra manera se les estaría dando razones a los opositores para que señalen improvisaciones y vacíos en lo acordado. Mientras que los temas jurídicos son aclarados y se despeja el camino para una concentración tranquila, es fundamental que esos lugares cuenten con los elementos mínimos para que vivan en forma digna quienes emprenden el camino a la dejación de las armas. Los alojamientos deben contar con cobertura suficiente de servicios sanitarios y de energía eléctrica, entre otros.
El Ejército también debe conocer claramente su papel de garante de seguridad para los hombres y mujeres de las Farc que van camino a esas zonas. Estamos cruzando por una etapa supremamente peligrosa en la que cualquier acción que afecte el cese del fuego podría llevarnos a retroceder en el terreno que se ha ganado, y el cual ha significado el ahorro de muchas vidas de soldados, policías, civiles y hasta de los mismos guerrilleros.
El acompañamiento que desarrollan las Naciones Unidas a este proceso y su tarea de verificación significan un importante blindaje a la tranquilidad que se ha vivido en las distintas regiones de Colombia en los meses recientes, y pone un sello de seriedad al cumplimiento de los cronogramas que apuntan a que antes de junio del 2017 todas las armas de las Farc estén entregadas, y se pueda comenzar el proceso de reinserción de los guerrilleros a la vida civil y el funcionamiento del sistema de Justicia Especial para la Paz que se aprobó en el acuerdo.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015