El presidente Juan Manuel Santos estará hoy en Chinchiná (Caldas), liderando el Acuerdo para la Prosperidad número 95, en el que se espera que el tema cafetero tenga un especial protagonismo, ya que los cultivadores del grano consideran que si no se toman medidas inmediatas para que esa actividad siga siendo viable, no resistirán por mucho tiempo y terminarán quebrados y buscando otros oficios para sobrevivir. Por eso, hoy se espera que el mandatario haga anuncios que le devuelvan el optimismo a los empobrecidos cafeteros de la región.
Las ayudas que se han dado hasta el momento han sido importantes, a través del AIC (Apoyo al Ingreso del Caficultor), y han permitido paliar la crisis de alguna manera, pero la verdad es que también son insuficientes y que se necesita un respaldo más sólido para que pronto el café pueda darle mejores noticias a la economía nacional. Es el momento de entregar el respaldo que necesita el gremio con miras a que en unos años el café vuelva a ser un importante motor de la economía nacional.
Es necesario volver a insistir acerca de la necesidad de establecer un precio de sustentación que podría estar alrededor de los $700 mil por carga, y el cual hoy apenas llega a los $510 mil. Un faltante de tal cantidad en los ingresos de los cafeteros ha generado enormes huecos en sus finanzas, que de no ser cubiertos llevarán a las cerca de 550 mil familias que dependen de la actividad a complicados aprietos, al punto de provocar una crisis social en el campo con efectos devastadores para la seguridad, por ejemplo.
Resulta interesante el llamado que hacen los congresistas de Caldas, para que desde el sector de la minería, que ha venido causando la llegada masiva de dólares y en buena medida la elevada revaluación del peso, se transfieran recursos por unos $2 billones este año para la agricultura. De esa manera se podría garantizar que los campesinos puedan mantener sanos y productivos sus cultivos y estén en posibilidades de devolver con creces, más adelante, ese apoyo, y generar un impacto positivo en la salud económica y social del país.
También se requiere darle fuerza y dientes a la Comisión del alto nivel que el Gobierno Nacional propuso durante el pasado Congreso Nacional Cafetero, con el fin de hallar las mejores alternativas para la recuperación de la caficultura. Se necesita un diagnóstico a fondo de la actividad y de la institucionalidad del gremio, para ver si es posible ser más productivos y competitivos, y que el café recupere lo que ha perdido en el ámbito local y en los mercados internacionales.
Los cafeteros tienen la esperanza de que en el 2013 haya un quiebre, y que los malos momentos queden atrás. Vienen haciendo grandes esfuerzos en la renovación de los cultivos y el clima ha mejorado, lo que se ve reflejado en una floración promisoria. La producción podría comenzar a recuperarse, pero todo eso corre el riesgo de quedarse a mitad de camino si no se cuenta con el apoyo real, decidido e inmediato del Gobierno Nacional, para obtener un precio que cubra, al menos, los costos fijos.
El Ejecutivo tiene razón cuando le pide al gremio que revise si es posible hacer ajustes que lleven a un manejo más austero y eficiente de los recursos. Se ha avanzado bastante por ese camino, pero aún hay campo para obtener una estructura que arroje mejores resultados y que aseguren que el dinero se invierte en lo que es prioritario. Además, hay que reflexionar a fondo sobre cómo modernizar los esquemas de producción y comercialización, en general, y que se resuelvan los problemas que hoy sufre la actividad.
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