Hora de las decisiones

Tras las elecciones del pasado domingo, que definieron los candidatos que pasan a la segunda vuelta presidencial que se cumplirá el 15 de junio, empiezan las discusiones en los partidos hoy minoritarios, pero con un caudal electoral importante. La incógnita es si esos votos son endosables en caso de alianzas. Es una lástima que las fórmulas vicepresidenciales no se puedan cambiar a estas alturas, pues esto garantizaría acuerdos más reales y por encima de la mesa de cara a consolidar mayorías. Además que la destacada baraja de presidenciables en esta contienda dejan ver que cualquiera sería una excelente compañía para los que pasan a la recta final y tener un mejor Gobierno.

El Partido Conservador demostró una vez más su disciplina y dio la razón a las bases que apoyaron la idea de una candidatura propia con Marta Lucía Ramírez. Los casi dos millones de votos les taparon las bocas a los congresistas que desde el principio plantearon irse con el presidente-candidato en busca de mantener ciertas cuotas burocráticas de las que hoy forman parte como Unidad Nacional, pero seguramente el corazón de muchos de esos electores está más cerca del uribismo, que tiene en Óscar Iván Zuluaga un hombre de profundas convicciones conservadoras y allí está su origen político.

El Polo Democrático también logró casi dos millones de votos, apenas 40 mil menos que el conservatismo. Una izquierda abierta al debate fue la que condujo Clara López, quien logró que se volteara la página de la corrupción en la Alcaldía de Bogotá y la mantuvo como una fuerza importante de oposición, prácticamente la única que tiene una visión diferente del modelo económico, pues se opone al capitalismo como lo conocemos. El debate interno será muy duro, pues una importante facción está de acuerdo con la tesis del mal menor, esto es apoyar a Santos para la continuidad del proceso de paz, pero también un ala muy fuerte considera que no deben apoyar a ninguno, porque representan todo lo contrario a los ideales de la izquierda.

El Partido Verde sigue sin consolidar su propuesta. Enrique Peñalosa tuvo que empezar por demostrar desde adentro que no iba a ser un comodín del expresidente Uribe y, aun comprometiéndose a no hacer pactos con el Centro Democrático, hubo congresistas de su agrupación que no lo acompañaron. A esto se sumó la falta de una estructura política seria y terminó en que el ánimo de la consulta interna quedó apenas en un espasmo de un millón de votos. Los verdes pueden tomar una decisión como partido de apoyar a uno u a otro, pero muchos de los votos conseguidos seguramente corresponden a opinión, que no son endosables. Importante sí que este movimiento siga caminando en la construcción de un partido más serio y que sea un jugador importante en la contienda de las ideas políticas en el país.

Nos han querido reducir esta campaña política a una decisión por la paz, cuando lo que está en juego es mucho más. Lo que pase en el proceso con las Farc no es una prioridad para los colombianos quienes consideran que el empleo, la salud, la seguridad ciudadana y la educación son los problemas fundamentales. Por eso hay que reparar también en las propuestas de los candidatos en estos aspectos y no censurar a quienes no están de acuerdo con la manera en que se adelanta el proceso de paz, que no es lo mismo que estar contra la paz, como lo han querido hacer ver.

Las Farc le han hecho mucho daño a Colombia en estos 50 años que cumplen por estos días. Lo mínimo que esperan los colombianos es que su propuesta de paz venga desde el reconocimiento de que son victimarios y no simplemente del discurso que les dio origen. En las urnas se ha demostrado que esa posición maniquea no es de buen recibo para gran parte de los electores y no entenderlo es permitir una negociación sin la legitimidad que requiere. Así pues que las alianzas serán movidas por la paz, pero qué bueno que fueran por un programa más completo y no solo por las pasiones que hoy mueve este tema.