Diez años después de haber sido promulgado a través de la Ordenanza 468 del 2002 (la cual ha sufrido varios cambios en los años recientes), es evidente el desconocimiento de los caldenses en general del Reglamento de Policía y Convivencia Ciudadana, en el que se establecen los parámetros de comportamiento que deben seguirse y respetarse para garantizar un ambiente social sano, basado en el respeto no solo a los demás habitantes de la región, sino también a la naturaleza.
Conductas como las de convertir en baños improvisados algunos espacios públicos de la ciudad o de lavar carros en las calles, que a veces se convierten en hechos cotidianos, desde luego desagradables, son sancionadas con multas y llamados de atención a través de dicho reglamento, que las autoridades policiales deberían aplicar con mayor rigor. Si bien un sondeo realizado por este diario la semana pasada, cuyos resultados publicamos el domingo, muestran que el 56% de las personas consultadas saben de la ordenanza, también es claro que casi la mitad la desconocen, por lo que es evidente que ha faltado una tarea más profunda de divulgación.
La música a alto volumen, arrojar basuras a las calles, las peleas entre vecinos y el irrespeto a la autoridad, por ejemplo, también hacen parte del cúmulo de acciones que el sentido común indica que deben ser sancionadas y que, en efecto, están contempladas en el reglamento, pero también es cierto que muchos pasan por encima sin importarles si sus comportamientos afectan o no la tranquilidad de sus vecinos, mientras que las autoridades tampoco hacen presencia efectiva para ejecutar los castigos correspondientes a los infractores.
Es necesario retomar el tema. Que en colegios, universidades, juntas de acción comunal, iglesias y, desde luego, a través de los medios de comunicación, se ejecute una campaña ampliamente concertada, para que los caldenses conozcan a fondo todos los actos que son susceptibles de ser sancionados, no solo para que se abstengan de ejecutarlos, sino para que denuncien tales irregularidades, de tal manera que se vaya generando una cultura del respeto cada vez más sólida.
En esto, sin embargo, lo más importante es que las autoridades acudan con rapidez a los llamados de la comunidad y hagan cumplir las normas con absoluta rectitud, pues son numerosas las quejas de ciudadanos según las cuales pese a los llamados a la Policía o a su presencia en los lugares en los que se cometen las faltas, la situación muchas veces no es controlada integralmente, y esa permisividad hace que quienes cometen las infracciones persistan en sus malos comportamientos, y terminen imponiendo su voluntad en las comunidades.
Es fundamental, por tanto, recuperar el civismo, que de tanto orgullo nos llenó a los manizaleños hasta hace unos años, pero que hemos ido perdiendo a pasos agigantados, sin que nos preocupemos lo suficiente por recuperarlo. Manizales, que se considera una ciudad educadora, debería tener como uno de sus filones vitales en escuelas y colegios el trabajo alrededor de todos estos valores que nos pueden llevar a disfrutar de una agradable convivencia social, que nos asegure ser una mejor ciudad para vivir. Todos debemos apropiarnos de nuestro entorno, pues esa es la única manera de respetarlo y hacerlo respetar.
Hasta el momento el Reglamento de Policía y Convivencia para Caldas es en buena medida letra muerta. No es aceptable que quienes manejan su aplicación digan que no tienen cifras, por ejemplo, acerca de sanciones aplicadas, pues solo a través del conocimiento de tales estadísticas y el seguimiento a los distintos comportamientos sociales es posible saber qué tipo de acciones deben ejecutarse en espacios y tiempos determinados. Solo así puede lograrse que las normas sean de amplio conocimiento y respetadas por todos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015